la serie documental Bandas de chicos para siempre provoca una reacción, especialmente de los principales interesados. El día después de la emisión del episodio dedicado a Take That en la BBC, Robbie Williams escribió una larga carta abierta al ex director de Take That, Nigel Martin-Smith, en Instagram.
Y el tono se marca desde las primeras frases. Está claro que quien tuvo una impecable carrera en solitario luego de los contratiempos al dejar el grupo que lo hizo famoso está un poco exasperado.
Enfocar
“Estaba a la vez aterrorizado y emocionado de estar en la pantalla contigo otra vez”, comienza. “Parece que el tiempo ha hecho su trabajo y supongo que la sabiduría que aporta ha limpiado algunos rincones aquí y allá. Supongo que no se limpiaron bien todos los rincones. »
En el documental dedicado a la boy band, el manager denuncia la actitud de su joven potrillo, “que era lo suficientemente inteligente y astuto” como para culpar al grupo de su consumo de drogas. En respuesta el intérpreteÁngeles dijo: “Mi consumo de drogas nunca fue culpa tuya. Mi reacción ante el retorcido mundo que me rodea es mía”.
Centro de atención y salud mental
“La forma en que elegí automedicarme es y ha sido algo que monitorearé y manejaré durante toda mi vida. Es parte de mi constitución y habría tenido la misma enfermedad si hubiera sido taxista. Llegué allí más rápido porque tenía los medios económicos mientras intentaba en vano contrarrestar las turbulencias de la lavadora matriz del estrellato pop”, añadió Robbie Williams.
Luego, el cantante realiza una evaluación mental de los miembros del grupo. Y es un eufemismo decir que la fama ha tenido un impacto negativo definitivo en cada uno de los miembros. “Howard – pensó en el suicidio cuando la banda se separó; Mark – adicción, alcoholismo, rehabilitación; Gases – bulimia; Yo – Creo que esta parte está suficientemente documentada; Jason, cualesquiera que sean los efectos que Take That tuvo en él, es tan doloroso que ya no quiere oír hablar de ello”, enumeró.
Recordando que sólo tenía 16 años cuando entró en Take That, el artista explica que entonces experimentó su primera depresión y que habría apreciado una mejor gestión por parte de la persona responsable, es decir, el manager. “En lugar de una palabra severa y un dedo acusador, un brazo alrededor del hombro y una palabra amable habría sido mucho más discreto”, lamenta.
Robbie Williams reservó una última flecha para sus detractores. “Personalmente, sin embargo, no acepto que mi trauma de la época sea representado como un producto de mi imaginación o como una herramienta para ganarse el favor de un público crédulo en general”, concluyó.