Historias de tiburones, un género cinematográfico asumido y completamente loco

Historias de tiburones, un género cinematográfico asumido y completamente loco
Historias de tiburones, un género cinematográfico asumido y completamente loco
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Desde 1975 y el lanzamiento de dientes de mar, la película de Steven Spielberg, los tiburones tienen muy mala prensa. Se han convertido en la encarnación de uno de los mayores temores del ser humano. Una paradoja cuando sabemos que los ataques de tiburones son infinitamente pocos cada año. Y los que resultan mortales se pueden contar anualmente con los dedos de una mano.

Pero hay una gran diferencia entre la realidad y nuestra percepción de ella. Y desde entonces el cine ha llenado la brecha. Ya no podemos contar las películas protagonizadas por tiburones voraces. En 2018, fue In Troubled Waters que fue un éxito en los cines. Sin olvidar la saga Sharknado en televisión. Hoy es Bajo el Sena que está a punto de hacer lo mismo, esta vez en Netflix.

A 100 días de los Juegos Olímpicos de París, un tiburón aterroriza el Sena

En aguas turbulentas (megen inglés), de Jon Turtelbaub, protagonizada por Jason Statham y ascendió a lo más alto de la taquilla mundial a pesar de la competencia de un peso pesado como Misión: Fallout imposible. La película había recaudado más de 310 millones de dólares en ese momento. Esto está lejos de los mil millones (¡en moneda corriente!) que generaron Los dientes del mar solo en Estados Unidos en los años 70, pero eso no impidió que la película fuera un éxito colosal.

Gran angular sobre tiburones: una masacre XXL

Como ocurre con todas las producciones del género, el escenario era simple: un tiburón gigantesco, en este caso un megalodón, una criatura prehistórica de 23 metros de largo que se creía extinta, ataca al hombre; aquí un equipo de investigadores a bordo de un submarino. Con un presupuesto de 130 millones de dólares, En aguas turbulentas es un éxito de taquilla de Hollywood; el coste medio de una película estadounidense ronda los 30 millones de dólares. Jon Turtelbaub se sube a la ola iniciada en 1975 por Steven Spielberg con Los dientes del mar y revitalizado regularmente por toda una serie de producciones, cada una más loca que la anterior, protagonizadas por uno o más tiburones.

La saga Sharknado

Hace 49 años, el director estadounidense no imaginaba que su aterradora criatura mecánica daría origen a un género que sigue siendo muy popular: el de las superproducciones de tiburones. A pesar de la crisis de los años 90 -pocas películas y pocos ingresos-, el miedo al tiburón blanco y a sus congéneres de la misma especie ha vuelto a cobrar fuerza en los últimos años gracias a la saga Sharknado lanzado en 2013 en el canal estadounidense SyFy.

Para rodar la primera parte, con su tornado de tiburones azotando Los Ángeles, el director Anthony C. Ferrante, que firmó todos los demás episodios, sólo contó con un presupuesto de 1 millón de dólares. Un sobre ridículo teniendo en cuenta la inversión realizada En aguas turbulentas. Pero el efecto fue sorprendente. Bastó que las redes sociales se apoderaran del asunto para convertirlo en un fenómeno que ahora se ha convertido en un culto. A pesar de las buenas audiencias en SyFy (1,37 millones de espectadores), fue a través de Twitter donde todo llegó a un punto crítico. En el apogeo de su fama, la película generó más de 5.000 tweets por minuto sobre ella. Y la secuela, lanzada un año después, confirmará la locura. ¡Casi 4 millones de espectadores, más de mil millones de tweets! Y fueron muchos los famosos necesitados de notoriedad que aceptaron aparecer en los siguientes números para rejuvenecerse: desde Bruno Salomone hasta Olivia Newton-John, pasando por David Hasselhoff, Lou Ferrigno, George RR Martin (el autor de Game of Thrones), YouTuber Natoo.

Supuestos traviesos

No cometer errores, Sharknado y el sinfín de películas del género que han invadido Internet y los canales de televisión, no pretenden competir Tiburón, a diferencia de otros como Death at Large o Cruel Jaws. Estas producciones son unos tontos confesos que juegan alegremente la carta de la parodia con títulos y escenarios todos más improbables que los demás. Tiburón fantasma donde la historia del fantasma de un tiburón que regresa en busca de venganza, los dientes de nieve en la que un tiburón prehistórico ataca a unos veraneantes en las montañas, Sharktopus vs. Pteracuda donde una criatura, mitad tiburón, mitad pulpo, se enfrenta a otra, mitad pterodáctilo, mitad anaconda. Y que hay con El ataque del tiburón de 5 cabezas (Siguiente El ataque del tiburón de dos cabezas que precedía al de tres cabezas…) o Planeta de los tiburonesnueva versión de El planeta de los simios…si exceptuamos Instinto de supervivencia O 47 metros abajo con ambiciones más serias, está buscando la superación: siempre más grande, siempre más improbable, siempre más loco.

700 tiburones en la noche: un encuentro único en su tipo

Los delirios son tales que casi llegamos a olvidar –si es que alguna vez lo supimos– que la película que está en el origen de todo esto, Los dientes del mar, también es en parte responsable de la mala reputación que tienen los tiburones y por tanto del miedo que despiertan. La aparición de la más mínima aleta evoca a la mayoría de las personas las aterradoras imágenes de la película de Spielberg. ¿Y qué pasa con los ataques, raros pero siempre posibles? Peter Benchley, el autor de la novela detrás dientes de marlo entendió bien y pidió disculpas periódicamente por la imagen negativa que generaba del animal.

El director de la saga. Sharknado ¿Experimentó el mismo sentimiento de culpa? Probablemente no. Sin embargo, Anthony C. Ferrante ha decidido que la sexta parte será la última. Fue lanzado en 2018. Para esta última ronda, recorrerá sus sangrientas mandíbulas sintéticas a través del tiempo, desde la prehistoria hasta la era de los vaqueros. No se cambia una receta que funciona.

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