Un análisis reciente de Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente destaca la perspectiva de un fortalecimiento del reconocimiento por parte de Donald Trump de la soberanía marroquí sobre el Sahara. Según este análisis, el regreso de Trump a la Casa Blanca podría dar lugar a medidas concretas, incluida la apertura de un consulado estadounidense en Dajla, una promesa hecha en 2020 pero que hasta ahora sigue siendo letra muerta.
Según el análisis, esta presencia diplomática efectiva podría ir acompañada de lucrativas oportunidades de inversión para las empresas estadounidenses. Sin embargo, a pesar del acuerdo de libre comercio firmado entre Washington y Rabat hace veinte años, los flujos de inversión extranjera directa estadounidense en la región del Sahara siguen siendo tímidos. El estudio del investigador Souheir Medini, titulado “Relaciones Unión Europea – Marruecos: ¿entre derecho y política? », subraya que esta situación podría evolucionar bajo una nueva administración Trump.
Sin embargo, el análisis precisa que el desarrollo de las relaciones económicas con los Estados Unidos se topará con el predominio de la Unión Europea, primer socio comercial e inversor de Marruecos, gracias a su proximidad geográfica y a otros factores estructurales.
Según este mismo análisis, un persistente desacuerdo entre Washington y Bruselas sobre cuestiones comerciales y el Sáhara podría abrir la puerta a una mayor influencia de Rusia y China en Marruecos. Estas potencias han reforzado discretamente su presencia, particularmente en los sectores de recursos naturales y pesca.
Por ejemplo, el análisis recuerda que Rusia ha renovado un acuerdo de pesca de cuatro años con Rabat, mientras que China prevé intensificar sus inversiones, en particular en proyectos de hidrógeno verde en las provincias del Sahara, tras el memorando firmado en 2023 con Gaia Energy y Ajnan Brothers. .
El estudio también se centra en la reciente decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que anula los acuerdos comerciales UE-Marruecos relativos a los productos agrícolas y pesqueros del Sahara. Según el análisis, esta decisión complica las relaciones entre la UE y Rabat, creando un vacío jurídico del que Moscú y Pekín podrían aprovecharse. Este veredicto representa un revés para Rabat y Bruselas, pero una victoria simbólica para el Frente Polisario.
El análisis destaca que, sin una respuesta adecuada de la UE y Estados Unidos, Marruecos podría volverse más hacia China y Rusia. Para evitar esta deriva, Bruselas debe garantizar que sus acuerdos respeten los requisitos legales del TJUE, mientras que Washington podría reforzar su apoyo diplomático a la soberanía marroquí sobre el Sáhara en los debates de la ONU.
El análisis también destaca la reacción mesurada de Rabat ante esta decisión, en contraste con la ruptura diplomática en 2016 tras un veredicto similar. Según el análisis, esta actitud refleja la confianza de Marruecos en los avances diplomáticos obtenidos en los últimos años sobre la cuestión saharaui. Esta confianza se ve alimentada en parte por el creciente apoyo de varios Estados miembros de la UE a la propuesta marroquí de autonomía para el Sahara, apoyada hoy por al menos veinte países europeos.
Por último, según el análisis, el regreso de Donald Trump podría ofrecer a Marruecos una oportunidad única para fortalecer su posición en la escena internacional, siempre que los socios europeos y americanos adopten estrategias coherentes para resolver disputas jurídicas y apoyar la estabilidad de la región.