“Es muy complicado psicológicamente”espetó Camille de inmediato. Detrás de su sonrisa, la joven esconde la ansiedad por la situación. Con su pareja, Benjamin, vive desde hace siete años en Tsingoni, una ciudad de 14.000 habitantes en Mayotte. Ella es maestra de secundaria. Benjamin es profesor en la escuela secundaria vocacional. Ambos regresaron al País Vasco a finales de la semana pasada para pasar las celebraciones de fin de año, con motivo de las vacaciones de verano, justo antes de que la isla del océano Índico fuera duramente azotada por el ciclón Chido. “Estamos completamente impotentes ante la situación. Ya no reconocemos nuestra isla”. se lamenta Benjamín. Hoy, a 10.000 kilómetros de distancia, aferrados a las raras noticias que les llegan de sus amigos y vecinos, sumidos en la incertidumbre del mañana, intentan lo mejor que pueden ser útiles organizando una colecta para ayudar a los mahorais.
“No tenemos noticias de nuestros alumnos”
“Cuando supimos el sábado por la mañana que el ojo del ciclón pasaba realmente sobre Mayotte y que finalmente no sería sólo la cola, como siempre, comprendimos que era de una magnitud fenomenal y que nunca volvería a ser lo mismo. “testifica Camille. Para la pareja que dejó todo atrás, “Lo más difícil es no saber nada” explica Benjamín. “Al principio no sabíamos cómo estaban allí nuestros amigos, nuestros familiares, nuestros vecinos; los daños materiales, las pérdidas humanas… Aún hoy, no tenemos noticias de nuestros estudiantes.” Esto es lo más angustioso para los dos profesores, añade Camille: “Casi todos nuestros estudiantes viven en bangas, viviendas precarias de chapa en Mayotte”. Éstas quedaron completamente arrasadas por los vientos. La joven no se hace ilusiones. “Realmente sabremos si hemos tenido alguna pérdida de estudiantes un día, cuando volvamos a clases y hagamos la llamada por Pronote y veamos que faltan tres, cuatro o cinco estudiantes quizás por clase, eso es lo que es muy difícil, es realmente lo desconocido en comparación con nuestros estudiantes”..
Ante esta incógnita, y mientras la pareja debe partir a mediados de enero para el inicio del curso escolar, sin saber en qué condiciones, Camille y Benjamin intentan ser útiles. Es demasiado difícil para ellos quedarse sentados sin hacer nada. “En casa, cálido y acogedor, aunque sabemos que allí, es realmente una miseria total. Es el caos más completo.” Los amigos con los que lograron contactar describieron una situación catastrófica. Los mahoraíes ya no tienen acceso al agua potable, no hay electricidad y el sistema bancario está fuera de servicio. Las ayudas estatales apenas llegan, cuenta Camille según sus contactos: “Las distribuciones de agua prometidas, al menos por el momento, no le han visto el color”. Los alimentos también escasean, especialmente porque a veces las tiendas son saqueadas. Por ello, el matrimonio decidió lanzar una colección en el País Vasco, desde las instalaciones de la peña Sale El Sol, del cual Benjamín es miembro.
Necesidades de agua, alimentos y equipos.
“Agua, por supuesto, agua, agua”insiste Camille, que se disculpa por las dificultades para llevar las mochilas al establecimiento del Grand Bayonne, en la calle Vieille Boucherie, perpendicular a la calle de España. Pero lo que más falta hoy en día en la isla es el agua potable. Alimentos también, ante la escasez emergente. Arroces, pastas, sardinas enlatadas, atún en particular. Luego, leche en polvo, pañales para bebés, protección sanitaria. Ropa también. La pareja de profesores también piensa en el futuro, cuando se reanuden las clases, casi disculpándose por el pedido: “tal vez útiles escolares, si algunas personas tienen cuadernos y bolígrafos adicionales. Tendremos que reabastecer a nuestros estudiantes con útiles”.. La colecta comenzó este jueves por la tarde y algunas personas ya han aportado su contribución. “Me alegra el corazón ver eso” se regocija Camille, “Ohy el propio Olentzero”.
La recogida continúa al menos hasta este domingo 22 de diciembre, todos los días, de 16 a 19 horas, en la peña Sale El Sol, 25 rue Vieille Boucherie en Bayona. Durante las vacaciones se podrían realizar otros servicios. Las donaciones se enviarán a Burdeos a la empresa Hippocampe, que se ofrece a enviar gratuitamente en contenedores los productos alimenticios recogidos.