El viaje de regreso a su ciudad de Pau para participar en su consejo municipal, en plena crisis en Mayotte, sigue siendo polémico. “No tenemos derecho a separar la provincia del círculo de poder de París”, defendió el martes el nuevo primer ministro ante los diputados.
Publicado el 18/12/2024 09:05
Actualizado el 18/12/2024 09:06
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El viaje de François Bayrou a Pau, el lunes 16 de diciembre, para asistir al consejo municipal de la ciudad de la que es alcalde, alimenta la polémica. PAGSe deben tener en cuenta varias facturas. El primero es climático. El viaje en Falcon de François Bayrou consumió más de una tonelada y media de combustible en este único viaje de ida y vuelta, es decir, dos horas de vuelo. El segundo es financiero. Un viaje de este tipo con uno de los siete Falcons de que disponen el Presidente de la República y el Primer Ministro cuesta alrededor de 18.000 euros, según fuentes ministeriales de franceinfo, que tuvieron que hacer frente a estos gastos en el cargo. Sobre los recursos del Estado, en un momento en el que buscamos ahorrar dinero. El tercero, finalmente, es político. En medio de la crisis en Mayotte, la decisión de trasladarse a su bastión es criticada por todos lados, incluso entre sus aliados, lo que debilita a François Bayrou nada más llegar a Matignon y alimenta el proceso de desconexión contra los políticos.
François Bayrou, que no es el primero señalado para este tipo de viajes, se defiende. “Soy de los que piensan que no tenemos derecho a separar la provincia del círculo de poder de París”insistió Palois durante la sesión de preguntas al jefe de gobierno, el martes 17 de diciembre en la Asamblea Nacional. Ficha por un asesor que seguirá “por orgullo” utilizar el Halcón para regresar a su ciudad. Él bromea: “Es su manera de darse cuenta de que es Primer Ministro”.
Lo cierto es que Pau está en realidad a 800 kilómetros de París y está mal comunicada. Por supuesto que existe el tren, pero sólo unos pocos viajes al día y una media de cinco horas de viaje. “Cuando eres Primer Ministro, estás ahí las 24 horas del día”insiste una fuente parlamentaria a franceinfo, incluso durante sus viajes más personales. Hay que asegurarlo todo, privatizar un vagón, a veces incluso utilizar otra línea ferroviaria, lo cual es factible, pero organizándose con mucha antelación con la SNCF. Una tarea aún más complicada cuando hay que coger un avión de línea. Por no hablar de las personas que lo acompañan: su seguridad, su equipo, un médico por si acaso y un transmisor que permite contactar al Primer Ministro – como al Presidente – por medios cifrados en todas partes y en todo momento. Según un ex miembro de Matignon, “Puede parecer una locura, pero para nosotros el Falcon es un taxi como cualquier otro”.
En cuanto al procedimiento, el Elíseo estaba al tanto, al menos normalmente, ya que dos servicios se comunican entre sí: el gabinete militar de Matignon con el del Elíseo, y la flota está gestionada por el ejército. Cuando uno necesita un dispositivo, avisa al otro, comprueba que el Presidente de la República no lo necesita, ya que tiene prioridad. El entorno de Emmanuel Macron quiere dejar claro que no es el Elíseo el que valida los viajes del jefe de Gobierno y de sus ministros.
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