En BFMTV, el ministro de Economía, Antoine Armand, estimó que la economía francesa era más poderosa que la griega, pero reconoció que la situación era preocupante.
Una situación financiera muy preocupante. Este miércoles, la tasa de endeudamiento de Francia superó temporalmente la de Grecia, lo que refleja la creciente preocupación de los inversores por la situación del país.
Sin minimizar este acontecimiento sin precedentes, el Ministro de Economía quiso poner en perspectiva esta comparación en BFMTV con el Estado europeo más endeudado de la Unión (160% del PIB).
“Francia no es Grecia, Francia tiene una economía, Francia tiene una situación de empleo, un atractivo, un poder económico y demográfico mucho mayor, lo que significa que no somos Grecia”, insistió Antoine Armand.
Si bien la prima de riesgo del bono francés es comparable a la de Grecia, se mantiene en niveles relativamente bajos del 3% cuando, por ejemplo, la de Grecia en el punto álgido de la crisis de deuda en 2012 se disparó a más del 22%.
Sin embargo, el Ministro de Economía reconoce que la situación francesa es preocupante y retoma la palabra “tormenta” utilizada por Michel Barnier.
“Un avión que corre el riesgo de calarse”
“¿Qué nos dijo ayer este episodio que duró unos minutos? Que hay países que están haciendo el trabajo, países que han estado en números rojos y que se han arremangado, explica Antoine Armand, quien dijo a sus compatriotas “lo hará”. “Será difícil, pero juntos ahorraremos dinero”. Grecia, Italia, España han estado ahí, si hacemos este esfuerzo juntos mañana podremos invertir.
El Ministro de Economía, que compara la situación francesa con “un avión que corre el riesgo de estancarse”, cree que existe, sin embargo, un “camino” para volver a una situación presupuestaria más sana.
“Ese camino es este Presupuesto, es encontrar el 5% [de déficit public par rapoort au PIB] en 2025, esto demuestra que no seremos el único país de Europa que no estará por debajo del 3% dentro de unos años, declaró Antoine Armand. ¿Es este presupuesto perfecto? Por supuesto que no. ¿Podemos mejorarlo? Sí y ya lo hemos hecho y podemos volver a hacerlo. Y luego está el otro camino: el camino de lo desconocido, de la degradación; de la dislocación del país […] Y nadie quiere ese camino”.