El litoral francés cuenta con numerosos lugares excepcionales. Desde el Canal de la Mancha hasta el Mediterráneo pasando por la costa atlántica o incluso las costas de Córcega, aquí tienes una selección de cinco playas y calas salvajes para ver al menos una vez en la vida.
Las Dunas de Keremma – Bretaña
Las dunas más largas del norte de Finisterre. Cordón dunar de más de 6 km que se extiende desde la ciudad de Tréflez y su cala de Goulven hasta Plounévez-Lochrist y la cala de Kernic (foto), las dunas de Keremma constituyen un paisaje natural excepcional. El lugar protegido Natura 2000, que alterna una franja de arena blanca y hierba de dunas, es uno de los paseos imprescindibles por la costa arenosa.
Las playas de Landas – Nueva Aquitania
La costa de las Landas es sinónimo de inmensas playas. Bien nombrado. De Tarnos a Biscarrosse, hay 106 km de arena que se extienden formando una única playa. Una franja arenosa que ofrece un espacio hasta donde alcanza la vista, bordeada de dunas y vegetación. Un paisaje 100% natural.
Playa de Roccapina – Córcega
Una pepita. Entre Propriano y Bonifacio, la playa de Roccapina se encuentra entre las más bellas y salvajes de Córcega. Situado debajo del famoso león Roccapina, se extiende a lo largo de 400 metros. Accesible en coche por un camino de tierra lleno de baches, este lugar sublime donde no se han podido instalar cabañas atrae a muchos viajeros en temporada alta. En estos momentos, su vecina, la playa de Erbaju, también salvaje y a la que sólo se puede acceder a través de un sendero, ofrece una alternativa a las multitudes.
Playa de Marquenterre – Alta Francia
Sólo para ti. En la bahía de Somme (Picardía), no faltan playas moduladas por las mareas y los vientos. Pero el más salvaje y menos frecuentado se encuentra al norte de la bahía, cerca del parque del Marquenterre, en la localidad de Saint-Quentin-en-Tourmont. Para llegar a ella, tendrás que armarte de un poco de coraje y tomar un camino de unos 4 km que serpentea entre arena y pinar antes de llegar a la playa de Marquenterre, sus dunas y su extensión de arena hasta donde alcanza la vista.
Las calas de Estérel – Provenza-Alpes-Costa Azul
Secreto y contrastante. Al sureste, las calas del macizo del Estérel ofrecen paisajes salvajes que ofrecen un sorprendente contraste entre la resplandeciente roca magmática del Estérel y las aguas cristalinas del Mediterráneo. Situadas no lejos de Saint-Raphaël (Var), entre Agay y Théoule-sur-Mer (Alpes Marítimos), son accesibles desde la Corniche d’Or, una magnífica carretera que bordea la costa y está dominada por la montaña. Entre ellas, podemos citar las Calanques des Anglais, Anthéor, Maubois y Saint-Barthélemy.
