La ostra de Charente-Maritime está bien, gracias por ello. Los profesionales de la industria de las ostras, por el contrario, están sufriendo. No por un virus o una bacteria, sino por la confusión que se ha creado en el ánimo de los consumidores tras la contaminación de las ostras de la cuenca de Arcachon. Hasta el punto de que pocas personas aceptan hablar, por miedo a ser asociadas una vez más con un problema que no les concierne. Al menos no directamente. Porque el desplome de los precios, la pérdida de facturación (en algunas explotaciones hasta el 60%) o incluso las existencias no vendidas que quedan en las marismas han hecho mucho daño.
“Vendemos casi con pérdidas. Estamos al borde de una masacre”, advierte un profesional de la cuenca de Marennes-Oléron. “Aún no hemos logrado equilibrar la oferta y la demanda”, explica Philippe Morandeau, presidente del Comité Regional de Marisquería de Charente-Maritime. Los que más sufren son los que sólo se dedican a la producción, es decir 130 fincas de las 670 que hay en el departamento. Quienes venden directamente se ven menos afectados, como en la agricultura. No toda esperanza está perdida. »
“La confianza está ahí”
Philippe Morandeau, ostricultor de Château-d’Oléron, se basa en un estudio nacional (Ifop) que revela que, para el 70% de los franceses, el precio es el primer criterio que influye en la compra de productos del mar, mucho antes que la calidad. “La confianza está ahí, es una buena señal”, afirmó el presidente. Está estancado sobre todo en la gran distribución, que también vende un poco menos y que se está reorganizando. Para nosotros, es el 70% del mercado en diciembre, el 40% el resto del año. »
A menos de un mes de las vacaciones, el momento culminante del año, el Comité Regional nos asegura: las ostras de Charente-Maritime estarán allí. Los de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Marennes-Oléron, que celebra su 50º aniversario, pero también los de otros parques, de Marsilly a L’Éguille, pasando por la isla de Ré y Fouras, que representan casi la mitad de las 45.000 toneladas comercializa cada año en Charente-Maritime.
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