En los talleres de la empresa Bastiat Sièges, en Hagetmau, ante 80 invitados repartidos entre los rollos de tela y el prototipo del futuro reclinatorio de Notre-Dame, Mons. Nicolas Souchu, vestido con su alba, bendijo una pequeña parte de las 1.500 sillas que se incorporarán, a partir del martes, a la renovada nave de la catedral, reconstruida tras el incendio de abril de 2019.
El prelado propuso esta bendición “poco común” la primavera pasada.
Todos los objetos litúrgicos de la catedral serán bendecidos “pero las sillas probablemente no”, explica a la AFP el obispo de las Landas, adjunto al símbolo. “También es una forma de honrar a quienes los hicieron”, sonríe.
La PYME Bastiat Sièges, fundada en 1964, fue elegida para fabricar asientos de “edición limitada y exclusiva” destinados a decorar la obra maestra del arte gótico del siglo XII, uno de los monumentos más visitados de Europa.
Un pedido que asciende a “cientos de miles de euros”, inesperado para Bastiat Sièges y su facturación anual de 1,4 millones de euros.
La empresa está ubicada en un terreno de 4.000 m2 a las afueras de la localidad, antiguamente considerada la “capital de la silla”. Desde carpintero hasta costurera, emplea a 17 personas altamente cualificadas.
Su líder, Alain Bastiat, saludó, con voz emocionada, una “aventura extraordinaria y 100% landesa”, además del roble que proviene de los bosques de Sologne.
La empresa familiar también se encargó del diseño del prie-Dieu y de los bancos destinados a las capillas anexas de la catedral, que se entregarán en febrero, explica Sylvain Bastiat, director comercial.
Maïté Lausaman, de 71 años, y Véronique Devineau, de 61 años, miembros del coro de la parroquia de Saint-Girons-de-Chalosse, expresan el “orgullo y el honor” de que estas sillas estén fabricadas en las Landas. “Es un pedacito de nuestra parroquia que va a Notre-Dame”, sonríe Véronique.
La silla, de roble macizo claro, de líneas limpias y baja para permitir a los fieles rezar con los codos en el respaldo, está diseñada por la diseñadora bretona Iona Vautrin.
El asiento, ligeramente ahuecado e inclinado hacia atrás, ofrece mayor comodidad que los antiguos bancos reducidos a cenizas. Las sillas apilables también se pueden unir entre sí mediante un cierre de latón.
El modelo fue elegido por el arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, en el marco de una licitación lanzada por la asociación Revoir Notre-Dame de Paris, piloto del proyecto de renovación.
El 15 de noviembre, la estatua de la Virgen y el Niño, conocida como la “Virgen del Pilar”, volvió a su lugar en la catedral parisina, cuya reapertura está prevista para los días 7 y 8 de diciembre.