Mademoiselle Agnès odiaría esta sabrosa comedia

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El director pone su grano de sal en Quebec en la adaptación de la dramaturga alemana Rebekka Kricheldorf, traducida por Leyla-Claire Rabih y Frank Weigand. Este texto moderno, que profundiza en la hipocresía de nuestra sociedad y de nuestros individuos, es muy bueno, pero la actuación ultrafísica de los actores es aún más fascinante y elocuente.

Los actores ruedan por el suelo, corren, bailan, se revuelcan en las sillas de bolas de color violeta que forman la mayor parte de la decoración. Todos son excelentes y se entregan por completo a sus personajes.

Además, hay que destacar la impresionante interpretación de Sylvie Drapeau que encarna a la perfección a la exigente Agnès, esta crítica de arte que aboga por el radical honesto. La actriz, con su mirada penetrante, ofrece monólogos feroces y líneas nítidas.

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El personaje de Sylvie Drapeau es intenso: grita y se aferra con todo su cuerpo a su amante. (François Delagrave)

Además, Agnès tiene un cuchillo en la mano cuando el público la encuentra. Rápidamente comprendemos que esta “virtud terrorista” odia todo y a todos. Su brutal honestidad no sirve para nadie, ni para sus amigos (Éric Bernier y Stéphanie Cardi) ni para su hijo (Félix Lahaye).

De hecho, se esfuerza por confrontar especialmente a las personas que dice amar. Les confronta con su mediocridad o incluso con su hipocresía que, según ella, ocultan bajo la palabra cortesía.

Evidentemente, toda regla tiene una excepción. Agnès es incapaz de encontrar defectos en su bella y joven amante Sasha (Luc Chandonnet). Sueña con exiliarse en el campo con él para no tener que soportar más la humanidad.

Sasha es un artista que aún no ha encontrado su vocación, pero que no deja indiferente a nadie. Además, casi siempre le siguen dos admiradoras (Tracy Marcelin y Ariane Trépanier) que sueñan con ver a este guapo Adonis participar en uno de sus proyectos.

A pesar del carácter detestable de Agnès, toda esta fauna orbita alrededor de su apartamento.

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¡Saboreamos cada uno de los 105 minutos de esta producción del Théâtre du Rideau Vert, creada por el Théâtre Point d’Orgue! (François Delagrave)

A través de las muchas risas que provoca esta comedia, los espectadores buscan la gota que colma el vaso. Agnès es una reina cuya inevitable caída conocemos.

¿Y qué sería de una reina sin su tonto?

Una de las mejores sorpresas que depara esta obra es la llegada del personaje Elias interpretado por Nathalie Claude. La actriz interpreta brillantemente el papel de este bufón-filósofo que se aloja en el apartamento de Agnès con la bendición de ésta. De hecho, incluso elevó a Elías a “mejor amigo”.

>>>Nathalie Claude causa una gran impresión en su papel de bufón-filósofo.>>>

Nathalie Claude causa una gran impresión en su papel de bufón-filósofo. (François Delagrave)

El bufón filósofo causa una gran impresión tanto por sus palabras como por su físico antiestético y sus trajes excéntricos. Aparece cuando menos lo esperas, en los mejores y peores momentos.

Sin embargo, este personaje que repele a los demás protagonistas suele tener la palabra adecuada…

¡En verdad, saboreamos cada uno de los 105 minutos de esta producción del Théâtre du Rideau Vert, creada por el Théâtre Point d’Orgue!

Para el sábado están previstas otras dos actuaciones de Mademoiselle Agnès en La Bordée, una a las 15.00 horas y otra a las 19.30 horas.

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