El 26 de agosto, Jean-Claude Merlin se levantó temprano. Como cada mañana, encendió su computadora y miró las imágenes enviadas por el telescopio de la estación Río Hurtado, en Chile. Gracias al potente procesador con el que equipó su PC, alineó las imágenes para desplazarlas como si fueran dibujos animados y detectó la presencia de un cuerpo celeste tipo Apolo, desconocido en esta región del cielo.
Tiene entre 300 y 500 metros de ancho, es más bien redondo y no tiene forma de patata como muchos
describe. El análisis de su trayectoria reveló inmediatamente que cruzaría la de la Tierra durante su rotación anual alrededor del sol. El astrónomo aficionado alertó inmediatamente a la Unión Astronómica Internacional y al Centro de Planetas Menores de Cambridge (Massachusetts). El asteroide ha sido reportado como un objeto cercano a la Tierra. (objeto cercano a la Tierra, nota del editor) –cerca de la Tierra en francés– y eso desencadenó toda una serie de alertas y observaciones.
A finales de agosto, el asteroide se encontraba a unos 48 millones de kilómetros de la Tierra. El 16 de septiembre se acercó a 39 millones de kilómetros y, el 13 de octubre, cuando cruzó el plano de la órbita terrestre, ya había recuperado algo su…
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