Par
Editorial Fougères
Publicado el
2 de noviembre de 2024 a las 8:15 a.m.
; actualizado el 2 de noviembre de 2024 a las 8:53 a.m.
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Las calles adoquinadas de Bazouges-la-Pérouseal oeste de Fougères (Ille y Vilaine) tembló bajo los pasos de más de 5.000 visitantes en busca de escalofríos.
El jueves 31 de octubre, lejos de su apacible vida cotidiana, el pueblo se transformó en un laberinto embrujado donde la imaginación prevaleció sobre la realidad.
Una atmósfera angustiosa
Las calles adoquinadas, iluminadas por la parpadeante luz de las velas, estaban bordeadas de casas transformadas en decoraciones macabras. Telarañas gigantes, esqueletos suspendido… cada detalle fue cuidado para sumergir a los visitantes en un atmósfera angustiosa.
el camino deterrorla pieza central de la velada, cumplió todas sus promesas. Los participantes se enfrentaron a criaturas fantásticas más grandes que la vida: vampiros con ojos brillantes, brujas con risas estridentes, zombis tambaleantes…
He estado en muchos eventos de Halloween, pero este supera todo lo que he visto hasta ahora. La atmósfera era increíble, los decorados estaban limpios, los personajes eran creíbles. Fue una experiencia verdaderamente inmersiva.
Al amanecer, cuando los primeros rayos disipan la niebla y Bazouges recupera la calma, el almas Quienes vagaron esa noche guardarán, inscritas en su memoria, las imágenes fugaces de espectros y monstruos, de risas heladas y murmullos perdidos.
Porque en esta noche de octubre, Bazouges ha realizado lo inesperado: hacer del miedo un arte, del terror una experiencia compartida y de la imaginación un viaje, una odisea donde cada visitante, al salir del pueblo, no puede más que susurrar: “Hasta el año que viene…”
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