Para aliviar la presión sobre los países de llegada como Italia, España o Grecia, el pacto también propone “externalizar” parte de la gestión de los flujos migratorios más allá de las fronteras de la UE. En otras palabras, la UE espera que los países fronterizos movilicen más recursos para controlar estos flujos. Se trata en particular de Marruecos, que ya desempeña desde hace décadas el papel de escudo contra la famosa “ruta migratoria occidental” que va desde África occidental y central hacia territorio español.
Sin embargo, a pesar de una ayuda financiera más que modesta y de la falta de apoyo logístico de la UE, Marruecos está desplegando enormes medios para lograr este objetivo. La policía, la Gendarmería Real y las Fuerzas Armadas Reales (FAR) están constantemente movilizadas para proteger los dos enclaves de Sebta y Mellilia, mientras que la Marina Real se dedica ahora principalmente al rescate de embarcaciones ilegales que intentan llegar a las Islas Canarias.
De este modo, el Reino actúa en nombre de la buena vecindad y como parte de una asociación más global que incluye el comercio, la inversión y la ayuda al desarrollo. Sin embargo, Rabat ya había solicitado, a través de Khalid Zerouali, Wali y director de inmigración y vigilancia de fronteras del Ministerio del Interior, una ayuda más sustancial de la UE. El nuevo pacto europeo sobre migración prevé forjar nuevas asociaciones migratorias con terceros países. Bruselas ya ha cerrado asociaciones estratégicas en materia de inmigración con Túnez, Egipto y Mauritania.
Marruecos pedirá sin duda una asociación entre iguales, respetando su integridad territorial y ofreciendo una mayor seguridad jurídica a los acuerdos pesqueros y agrícolas frente a los incesantes ataques de nuestros enemigos ante las jurisdicciones europeas.
#Maroc
