Bajo el liderazgo de los sucesivos miembros del Consejo Municipal de la Juventud (CMJ), una antigua cabina telefónica, desechada y adquirida por el municipio en 2016, encontró una segunda vida.
Los jóvenes electos trabajaron en la decoración de este nuevo mobiliario urbano, antes de encontrarle un nombre, La casa de los libros, traducida al bretón y al gallo
resume Malory, en el momento de la inauguración. También establecieron normas para el uso adecuado de este refugio.
Alain Pencolé, ayudante y carpintero, aportó su toque personal disponiendo estanterías para albergar las distintas obras, puestas a disposición de todos. “Este sistema de libre e intercambio se basa en la buena ciudadanía y el compartirapoya a Malory. La lectura es más bella cuando se comparte. »
Lydie Carduner, asistente de niños y jóvenes, recuerda que no se aceptan revistas
en La Casa de los Libros. Este último está situado cerca de la peluquería y de la enfermería, rue des Fontaines.