¿Encender una fogata con un libro? Cuando el Equipo de Primer Grado toma medidas enérgicas

¿Encender una fogata con un libro? Cuando el Equipo de Primer Grado toma medidas enérgicas
¿Encender una fogata con un libro? Cuando el Equipo de Primer Grado toma medidas enérgicas
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En su editorial (edición del 29 y 30 de junio), el periodista Jean-Claude Vantroyen exaltó las ventajas de leer en acampada, considerando que vale la pena sostener los 500 gramos de un libro que pesan en una mochila, por el placer de leer que proporciona.

Una deliciosa oda a la lectura al aire libre, que te invita a disfrutar cada día de estos pocos minutos de aventura en la línea. “ Temprano en la mañana, entre el gimnasio y el desayuno. Entre la cena y la siesta. Entre los platos y apagando las luces, ahí, debajo del saco de dormir con su linterna “, Podemos leer.

Llegando al final de su post, el periodista instalado en este ambiente bucólico, incluso rural, concluye: “ Y si has elegido mal tu novela, si se te cae de las manos, si es realmente mala, siempre podrás encender el fuego con sus páginas… » En las oficinas del Equipo Primer Grado (para quienes el segundo grado es una tontería), se lanza la alerta roja con el inicio del sistema Orsec y el despliegue del plan Sentinel.

Estos vigilantes malhumorados, al encontrarse con el editorial de Le Soir, recurrieron a ActuaLitté para deplorar –y algunos, sin ternura– los comentarios realizados. “Sigue siendo una incitación a la destrucción por el fuego, un auto de fe“. Ciertamente no para silenciar una obra considerada peligrosa, sino con el pretexto de su mala calidad.

Evidentemente, la imagen mental que induce esta ceremonia expiatoria donde el campista desilusionado se deshace de una lectura desagradable, desgarrando el objeto, arrojando página tras página a las llamas, no era la más feliz.

Así, contactado por ActuaLitté, Jean-Claude Vantroyen admite su incomodidad: “Evidentemente, era divertido y no se podía imaginar un libro quemado. Simplemente había pensado en una fogata y mi imaginación hizo el resto… Pero bueno, esa no era una idea relevante en estos momentos de crisis. Y lamento haberlo dejado pasar al papel y a Internet.»

Y como prueba de buena voluntad se ha corregido la versión web:

«Recuerdo haber leído a Kessel (¿cuál? Lo olvidé) en un campamento de exploradores en esta posición incómoda, pero reconfortante. Y es quizás esta situación un tanto clandestina la que me hizo amar a este escritor.»

Imaginar que la gente se sorprendiera al leer la primera versión considerando que realmente era un consejo a seguir sería bastante absurdo. Entre la estupidez y una lectura torcida, las condiciones estaban dadas para un malentendido.

Un novelista cercano a la redacción añade con una amplia sonrisa (ya que hay que precisarlo): “Deberíamos preguntarle a Daniel Pennac si estaría de acuerdo en considerar la posibilidad de añadir un derecho adicional: el del lector a quemar una novela mal escrita.»

No digitalmente, así que…

Créditos de las fotos: frantafalta, CC 0

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