Segunda lectura de Sonatine para esta semana, esta vez con una novela negra de calidad como la que esta editorial sabe ofrecernos. Nos dirigimos a las antípodas con esta obra de un autor neozelandés que vive y reside en Australia desde hace ya mucho tiempo.
Gabriel Bergmoser es el autor de la obra la cazauna novela visceral estrenada hace unos años que atravesó como una bala la selva australiana. Vuelve este año con una trama más nerviosa que nunca con su segunda novela, la herederauna especie de road trip de supervivencia por carreteras especialmente sinuosas y con muchas curvas.
El libro no deja respiro a las chicas malas. En Port Douglas, un balneario del norte de Australia, es fácil pasar desapercibido entre las hordas de turistas que acuden a disfrutar del clima tropical y de sus playas paradisíacas.
Aquí es donde Maggie decide refugiarse y llevar la vida normal de una camarera anónima, para poder escapar de la violencia de su pasado. Pero rápidamente la alcanza cuando circunstancias desafortunadas la obligan a regresar a Melbourne para cobrar la herencia de su padre. Y en particular un disco duro que contiene quizás dos datos cruciales: la identidad de un asesino en serie e información sobre la madre de Maggie, quien la abandonó cuando era niña. Con la policía tras su pista, que la busca activamente, y una pandilla de motociclistas furiosos, el juego promete estar reñido. Pero Maggie tiene una ventaja sólida: está enfadada y lo ha estado desde hace mucho tiempo.
La heredera es uno de esos libros de los que no esperamos gran cosa cuando lo leemos pero que al final nos proporciona un auténtico placer de lectura. Esto se explica, creo, en gran parte por el personaje de Maggie, a quien no podemos odiar, que resulta terriblemente entrañable a lo largo de las páginas. Ya presente en sus trabajos anteriores, es realmente un placer encontrarla aquí.
En The Heiress, aprendemos más sobre ella, qué es, de dónde viene y por qué es a la vez frágil y fuerte, a menudo enojada por su pasado familiar.
La escritura del autor es tan nerviosa como siempre, dándole mucho ritmo a la cacería infernal que vive Maggie. La tensión suele estar en su punto máximo, lo que deja muy poco espacio para el tiempo de inactividad en la lectura. Apenas respiramos junto a Maggie en su viaje por carretera donde conviven la locura y la ira.
Supongo que te debe surgir una pregunta. ¿Es necesario haber leído La caza antes de embarcarse en esta obra? La respuesta es sí o no. Habiéndolo leído quizás será más cómodo para algunos cuando otros querrán leer el anterior después de leer este. Esta es una manera de descubrir a Maggie y luego leer The Hunt para descubrir por qué terminó en Port Douglas.
En cualquier caso, al final, conviene profundizar en las obras de Gabriel Bergmaser para descubrir a Maggie y su historia, a la espera de la secuela…
