Libro: Cuando Raymond Queneau dijo: “Ve y mira”

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Cuando Raymond Queneau dijo: “Ve y mira”

Publicado hoy a las 21:39.

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Si te imaginas… Mago de las palabras, Raymond Queneau (1903-1976) hablaba de todo. Habló igualmente bien de botánica y fenomenología. Cuando en 1938 hizo una clasificación de sus escritos, el futuro autor “Zazie dans le métro” (1959) citó lo que le parecía importante, desde las matemáticas hasta este psicoanálisis que siempre me había parecido un gran engaño. “Sin embargo, no reservó ningún lugar a la pintura ni a los placeres que nos brindan las artes”, explica hoy Stéphane Massonet en su “prólogo” que reúne los textos de Queneau sobre este tema. Estos resultan ser abundantes, aunque algunos siguen siendo muy concisos. El novelista prologó todo con la misma brillantez que su colega Jean Cocteau.

“Queneau no reservó ningún lugar a la pintura ni a los placeres que se derivan de las artes al catalogar sus textos”

Stéphane Massonet en su prólogo.

Bajo el título de “Ve a ver”, que parece hacer referencia al famoso “On n’y voir rien” del historiador del arte Daniel Arasse, publicado en el año 2000, aparecen escritos que van desde 1925 hasta 1974. Baste decir que no hay un proyecto global en lo que hoy forma una colección. Sólo hay nombres que surgen periódicamente, como los de Jean Hélion, Jean Dubuffet o el italiano Enrico Baj. Se trata de creadores con los que el ex surrealista (acabó peleándose con André Breton, a quien luego llamó “Dédé” para molestarlo) sentía afinidad. “Queneau nos invita a entrar en el estudio del pintor para verlo trabajar”. Por tanto, actúa menos como crítico que como pasador. Un gesto que a veces resulta un poco interesado, incluso colonizador. “Los signos del pintor pretenden acompañar a los del poeta”. Esta visión prevaleció durante mucho tiempo en el siglo XX. Normal, básicamente. Hay Miró en la palabra espejo

Nombres que han vuelto a ser desconocidos

Los textos resultan brillantes, mucho más sencillos en su formulación que los del prefacio Stéphane Massonet, “escritor y filósofo”. Queneau juega con el lenguaje, lo que no sorprende tratándose del autor de “Ejercicios de estilo”. El lector amante del arte se sorprenderá con algunas de sus elecciones. El escritor habla extensamente sobre André Marchand, Elie Lascaux, Jacques Carelman y Stacha Halpern. Nombres que la historia del arte apenas recuerda. Pero cabe señalar que esto se borra y se reescribe todos los días. El italiano Baj, cuyo arte pop personalmente no aprecio mucho, está saliendo ahora del limbo en su país natal. Si los últimos paisajes de Maurice de Vlaminck todavía están condenados a la crítica, sus pinturas fauvistas siguen estando entre los faros del siglo XX. Por tanto, también está permitido clasificar. Es más, como decía Malraux, “a cada cual su mal gusto”.

“Los signos del pintor pretenden acompañar a los del poeta”.

Stéphane Massonet

Parece más sorprendente, al leer la obra en su continuidad, encontrar frecuentes repeticiones. En una época en la que no existían los ordenadores, Raymond Queneau solía saquearse a sí mismo, retomando una idea o incluso un párrafo entero. Pero no debemos olvidar que el arte del prefacio es a la vez rápido y efímero. En un libro (y especialmente en un catálogo), es el equivalente a la hoja de ensalada en un rincón del especial del día. Una especie de agradable decoración de la que aquí se atribuye el mérito el escritor. “Ve y mira” no siempre se ve (o se lee) con antelación. ¡Así que adelante!

Práctico

“Ve a ver” de Raymond Queneau, Ediciones Gallimard-Les notebooks de la NRF, 204 páginas.

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Nacido en 1948, Étienne Dumont estudió en Ginebra que le sirvieron de poco. Latín, griego, derecho. Abogado fracasado, se dedicó al periodismo. Principalmente en las secciones culturales, trabajó desde marzo de 1974 hasta mayo de 2013 en la Tribune de Genève, empezando hablando de cine. Luego vinieron las bellas artes y los libros. Aparte de eso, como puede ver, no hay nada que informar.Mas información

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