casi tierna es la noche

Su editor, Philippe Rey, no lo puede creer. Poco antes de medianoche, se encontró en albornoz blanco, en el pontón que bordea la playa del Hôtel Belles Rives, para honrar la tradición: el baño en el mar que cierra la cena del jurado con el ganador del Premio Fitzgerald. Hace trece años, cuando el puñado de escritores reunidos en esta villa color crema donde Scott dibujó el material para Tierna es la noche se sumergieron por primera vez, el personal hizo una mueca: ¡estos niños mimados! Desde entonces, el conserje jefe, Luca, y su compañía observan con emoción este resplandor nocturno. En lo alto de la escalera, a los héroes temblorosos se les sirve un gin tonic. Fue el primer ganador del concurso, Jonathan Dee, quien instauró esta costumbre. No habría disgustado a Scott Fitzgerald.

En ese momento, la ganadora ya había regresado a su habitación, cuyas contraventanas se abrían al mar azul profundo. Como un pájaro flaco volando sobre el Atlántico, Joyce Carol Oates había abandonado su casa en Princeton, su…