Una novedad en el país del coche reina. El domingo 5 de enero Nueva York lanzó su programa de peaje urbano para los automovilistas que deseen acceder al centro de Manhattan. La gobernadora demócrata del estado, Kathy Hochul, anunció en noviembre que los automovilistas que entraran en la parte de la isla de Manhattan al sur de Central Park pagarían 9 dólares (o 8,73 euros) durante el día.
Este proyecto, discutido habitualmente en la vida política local, pretende reducir la contaminación atmosférica y al mismo tiempo financiar el metro, criticado por su coste de 2,90 dólares (o 2,81 euros) por viaje y su deterioro.
Su implementación, dos semanas antes de la toma de posesión de Donald Trump, no es baladí, porque el proyecto requiere la aprobación de la presidencia estadounidense. Sin embargo, si la administración Biden dijo que era favorable, el futuro presidente había expresado su «fuerte oposición» al peaje urbano que “Afectará a los trabajadores, las familias y las empresas”.
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Evitar que Trump vete
Kathy Hochul quería molestar al republicano para evitar que vetara. Pero la disputa promete continuar ferozmente en las próximas semanas y meses.
Las ciudades vecinas de Nueva York se oponen al peaje, argumentando que tendrá un impacto perjudicial en sus negocios y en la capacidad de sus residentes para llegar a sus trabajos en Manhattan.
Un juez rechazó una apelación de último minuto presentada el viernes por funcionarios del vecino estado de Nueva Jersey, quienes dijeron que el proyecto tendría consecuencias ambientales dañinas en áreas adyacentes. Las asociaciones de taxistas también se han manifestado en contra, ya que sus clientes ahora tendrán que pagar un recargo por los trayectos afectados.
Cerca de 700.000 vehículos circulan cada día, a una media de 11 kilómetros por hora, por la zona afectada por este impuesto, de 60mi calle hacia el sur de Manhattan, en medio de un incesante estrépito de bocinas y sirenas de policías, bomberos y ambulancias. Sin embargo, existen numerosas exenciones de peajes, así como una reducción para salarios bajos o para los conductores que entran en la zona más de diez veces al mes.
Grandes ciudades europeas, como Londres y Milán, ya han implementado medidas de este tipo.
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