Al final del verano, los noruegos pensaban que habían tocado fondo. Se enteraron con horror por primera vez, el 4 de agosto, de la detención de Marius Borg Hoiby, hijo de la princesa heredera Mette-Marit, sospechoso de haber atacado a su novia. Luego, el 31 de agosto, asistieron, atónitos, al muy controvertido matrimonio de la princesa Märtha Louise, hija mayor del rey Harald V y de la reina Sonja, con el estadounidense Durek Verrett, un autoproclamado chamán, sospechoso de charlatanería. Sin embargo, lo peor aún estaba por llegar: Marius Borg Hoiby, de 27 años, fue puesto en prisión preventiva el 18 de noviembre, antes de ser puesto en libertad el 27 de noviembre. Se le acusa de dos violaciones, una de las cuales fue documentada mediante un vídeo encontrado por la policía en su teléfono móvil.
Inicialmente cautelosos, los especialistas de la realeza noruega admiten ahora que la situación es grave: “Ésta es la mayor crisis [qu’ait connue la monarchie] desde 1905 y la independencia del país”, cree Caroline Vagle, reportera de la revista Ver y puta. El comentarista del canal TV2, Ole-Jorgen Schulsrud-Hansen, explica: “Es la otra cara de la moneda cuando tienes una familia al frente del Estado. Todo lo que afecta a la familia afecta a la institución, y viceversa. »
Para aquellos, todavía una minoría en el país, que sueñan con ver a Noruega convertirse en una república, estos escándalos en serie revelan sobre todo “los problemas inherentes al régimen monárquico”señala el diputado del Partido Socialista de Izquierda, Andreas Sjalg Unneland: “Es una especie de lotería. Sólo nos queda esperar que los miembros de la familia real se porten bien y que tengamos suerte con los que nazcan o se casen allí. »
Alcohol y cocaína
En la foto de familia ocupa un lugar especial Marius Borg Hoiby: nacido en 1997 de una relación entre Mette-Marit, entonces camarera, y Morten Borg, un analista financiero condenado a principios de los años 2000 por posesión y uso de estupefacientes, el El joven no tiene sangre real. Pero su madre, que se casó con el príncipe heredero Haakon en 2001, se convirtió en la futura reina de Noruega. Aunque esta unión fue controvertida en su momento, finalmente fue aceptada por los noruegos como un signo de modernización de la monarquía.
Criado en la opulencia de los palacios, Marius Borg había llevado una vida disoluta desde que terminó sus años de secundaria en 2016. En 2017, fue multado por posesión de cocaína en un festival de música. Sus problemas con la ley terminaron ahí. Hasta el 4 de agosto: sospechoso de haber agredido físicamente a su novia el día anterior, en un apartamento del elegante barrio Frogner de Oslo, fue detenido por primera vez. Unos días después hizo un acto de contrición. En un comunicado de prensa dirigido a la emisora pública NRK el 14 de agosto admitió los hechos, aunque aseguró que había actuado “bajo los efectos del alcohol y la cocaína” y afirmó sufrir “varias enfermedades mentales”.
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