Juicio por violación en Mazan: Caroline Darian “la gran olvidada”

Caroline Darian, hija del matrimonio Pelicot, considerada el lunes “la gran olvidada” en el proceso por violación de Mazan, se declaró convencida de que ella también había sido drogada y violada por su padre Dominique, al igual que su madre Gisèle.

“La única diferencia entre ella y yo es la falta de pruebas en mi contra. Para mí es una absoluta tragedia”, explicó ante el tribunal penal de Vaucluse.

Desde la primera semana del juicio, que comenzó el 2 de septiembre, Caroline Darian (nota del editor: su seudónimo con el que publicó en abril un libro, “Y dejé de llamarte papá”), de 45 años, repitió que estaba “tratando de reconstruirse” porque su vida había estado “en suspenso durante cuatro años”.

En el otoño de 2020, los tres hijos de la pareja se enteraron de esta década de violaciones orquestadas por su padre a su madre, a la que drogó con ansiolíticos para ofrecerlas a decenas de hombres reclutados en Internet. Pero, en los archivos almacenados en la computadora de Dominique Pelicot, los investigadores también descubrieron imágenes de Caroline desnuda, tomadas sin su conocimiento.

“El coraje de decir la verdad”

En algunas aparece dormida, a veces vistiendo la ropa interior femenina de su madre. Desde entonces, está “convencida” de que su padre también la drogó, con la persistente duda de haber sido violada también mientras dormía. Hechos que Dominique Pelicot se empeñaba en desmentir el lunes.

Después de asistir a las primeras semanas de la audiencia, en septiembre, Caroline regresó a la región parisina, donde trabaja y vive: “Pedí volver a la clínica, con la esperanza de encontrar la paz interior, porque sé que no puedo, nunca tendré mis respuestas. (…) Nunca tendrás suficiente amor por tu hija”, le dijo a su padre el lunes.

“En tus asquerosos archivos, (…) no me miras como un padre mira a su hija, sino de manera incestuosa. Pero nunca tendrás el valor de decir la verdad”, insistió.

Compromiso asociativo

“Si consigo superarlo es porque me comprometo a través de mi asociación” a ayudar a las víctimas del sometimiento químico, “porque las Gisèle Pelicots son el 1% de las víctimas”, según ella.

“Para mí, este juicio (…) es también el juicio histórico de sumisión química en Francia. Trabajo entre bastidores, desafío a las autoridades públicas. ¿Pero a qué costo? La de mi salud mental, a costa de mi supervivencia y de mi reparación personal”, afirmó.

“No me rendiré, estoy comprometida hasta el final: mientras no hayamos logrado obtener medidas (sobre esta cuestión de los envíos de sustancias químicas) en Francia, seguiré movilizándome sobre el terreno”, concluyó Caroline Darian.

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