Hablar de previsiones meteorológicas para las Navidades de finales de noviembre carece evidentemente de fundamento científico.
Pero claro, la idea de imaginar cómo serán las condiciones climáticas durante las vacaciones siempre es fascinante.
En los últimos años, debido al cambio climático, las posibilidades de vivir una Navidad blanca en Italia prácticamente han desaparecido. En algunos inviernos, los días festivos se caracterizan más a menudo por altas presiones y temperaturas suaves, comparables a las de la primavera, que eran al menos raras en el pasado.
Navidad con nieve: un sueño del pasado
Para que haya esperanza de una Navidad blanca, es necesaria una configuración atmosférica bastante compleja.
El clima debería estar bajo el control de un vasto Alto de las Azores situado sobre Europa Occidental.
Esta colocación favorecería el descenso de corrientes frías procedentes de Rusia y la península escandinava, capaces de llegar a la cuenca mediterránea. Un escenario así se ha vuelto cada vez más raro a lo largo de los años, y mucho menos pensar en ello justo antes de las vacaciones.
Formación de un ciclón invernal en el Mediterráneo
Obviamente, esto aún no ha terminado.
Para pasar unas vacaciones en la nieve es necesario que las corrientes frías, que atraviesan Europa, lleguen al Mediterráneo a través del valle del Ródano, favoreciendo la interacción entre el aire helado y las aguas más cálidas del mar.
Este proceso podría conducir a la formación de un ciclón, responsable de fenómenos meteorológicos generalizados como lluvias, tormentas y nevadas.
Nieve en las llanuras: ¿un espejismo?
La configuración necesaria para que la nieve llegue hasta las llanuras durante la Navidad ya es inusual de por sí.
Sería necesario un flujo de aire helado del noreste combinado con el efecto de las aguas más cálidas del Mediterráneo.
Sólo así podrían producirse nevadas incluso en altitudes bajas, con la posibilidad de que el norte de Italia esté cubierto de nieve y nevadas moderadas en las colinas del centro de Italia.
Sin embargo, tales condiciones no sólo son raras, sino que tendrían que ocurrir justo en los días anteriores al 24 y 25 de diciembre, una eventualidad extremadamente difícil que ocurrió recientemente en… 2000, es decir, ¡hace 24 años!
Soñar no cuesta nada, pero hay que afrontar la realidad.
Por el momento, hacer previsiones fiables sobre el tiempo navideño es imposible.
La dinámica atmosférica sólo se define con mayor precisión en los días inmediatamente anteriores, y cualquier intento de esbozar un panorama climático con mucha antelación corre el riesgo de convertirse en una especie de broma. Lo que se puede decir es que, con la tendencia climática actual, es mucho más probable una Navidad anticiclónica, caracterizada por días estables y templados, que una tormenta de nieve.
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