Al no poder ir a Grecia como de costumbre para pasar su única semana anual de vacaciones familiares, los Rousselot llegan a Córcega. Después de un accidente de tráfico en la Isla de la Belleza, los vecinos vienen para perturbar el inicio de sus vacaciones… Ajustes de cuentas entre la familia y la isla, y malentendidos por delante…
Una aventura nacida de un proyecto teatral
“Deberíamos haber ido a Grecia” no nació en un estudio de cine, sino de una idea para una obra de teatro imaginada por Pierre-François Mosconi y Michel Ferracci. Este dúo, ya conocido por sus colaboraciones, decidió transformar esta obra en una película gracias a su pasión compartida y una buena dosis de terquedad.
Después de desafíos como la búsqueda de financiación y las interrupciones relacionadas con el Covid, el proyecto finalmente vio la luz gracias a la tenacidad del equipo, en particular a Nicolas Benhamou, el director, y a Gérard Jugnot, un actor clave en el proyecto.
Córcega como telón de fondo
La película presenta a la familia Rousselot, continentales de vacaciones en Córcega, enfrentados a situaciones imprevistas e increíbles. Si Córcega se utiliza a menudo en las comedias por sus espectaculares paisajes, aquí se convierte en un personaje por derecho propio. Temas locales, como la especulación inmobiliaria, se abordan con humor y sensibilidad.
Encuentre nuestro intercambio con Gérard Jugnot y todo el equipo de la película haciendo clic en el reproductor en la parte superior de esta página o suscríbase gratis al podcast
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