EL MUNDO QUE SE MUEVE. Ucrania atacó a Rusia por primera vez con misiles estadounidenses de largo alcance. Moscú promete una respuesta “apropiada”.
Tiroteos denunciados por Moscú antes de ser confirmados por Kyiv. El ejército ucraniano atacó la noche del lunes al martes la región fronteriza rusa de Briansk con misiles ATACMS de fabricación estadounidense.
Estos misiles tácticos con un alcance de 300 kilómetros apuntaron a un gran depósito de municiones cerca de la ciudad de Karachev. Según Kiev, el arsenal objetivo contenía municiones de artillería, misiles de defensa aérea y proyectiles suministrados por Corea del Norte. Estos ataques no causaron víctimas, indica el Ministerio de Defensa ruso.
Caroline Loyer: Kyiv disparó misiles ATACMS contra Rusia – 20/11
Un senador ruso describió el levantamiento de las restricciones al uso de ATACMS estadounidenses como “un paso sin precedentes hacia la Tercera Guerra Mundial”. La pregunta ahora es cómo reaccionará el Kremlin. El jefe de la diplomacia prometió una respuesta “adecuada” a los disparos ucranianos.
Una “escalada predecible”
Pocas horas después de la luz verde dada por Biden, Vladimir Putin amplió por decreto las posibilidades de utilizar armas nucleares. Realmente no es una sorpresa. Incluso el tabloide ruso pro-Kremlin Komsomolskaya Pravda habla de una “escalada predecible”.
“Esta es la 110ª vez desde el inicio de la guerra que Putin amenaza con armas nucleares. Es difícil de creer, es más bien una forma de argumento retórico y también será un argumento para él en la mesa de negociaciones. ¿Pero utilizará armas nucleares para responder a un ataque aéreo ucraniano? Es improbable”, declara Guillaume Ancel, consultor de BFMTV
A finales de septiembre, Vladimir Putin advirtió que cualquier ataque llevado a cabo por un país no nuclear, como Ucrania, pero apoyado por una potencia con armas atómicas, como Estados Unidos, podría considerarse una agresión “conjunta”, que requeriría potencialmente un uso de armas nucleares.
Los contornos del chantaje ruso siguen siendo vagos y ciertamente intencionados. Lo que sería una fuente de tensión dentro del propio Kremlin. Según una fuente interna, citada por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), una facción está molesta por la falta de claridad de las “líneas rojas”, mientras que otra pide la creación de una doctrina nuclear aún más ambigua para impedir que Occidente pueda predecir con precisión una respuesta rusa.
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La Casa Blanca y la UE denuncian la “retórica irresponsable” de Rusia. Poco antes, Volodymyr Zelensky había protestado por la falta de reacción de los líderes del G20 reunidos en Brasil. No hacía falta más. Luego las declaraciones se sucedieron. Emmanuel Macron llama a Moscú a “razonar” y denuncia una postura “escaladora”. El Reino Unido apoyará a Kiev “mientras sea necesario para ganar esta guerra contra Putin”, insiste Keir Starmer.
En la ONU, una cincuentena de Estados reafirman su apoyo. La incertidumbre provocada por el regreso de Donald Trump (que no comenta los últimos acontecimientos) está agitando a los aliados occidentales. Para el jefe de la diplomacia europea, la división no es una opción. “El destino de los ucranianos determinará el destino de la Unión Europea”, afirmó Josep Borrell, quien dijo esperar que “todos los estados miembros de la UE sigan la decisión estadounidense”.
La luz verde de los estadounidenses plantea una vez más la cuestión del uso de los Scalps franceses y los Storm Shadows británicos. Berlín todavía se niega a entregar misiles Taurus a Kiev, con un alcance de 500 km. “Nada ha cambiado” en la posición de Alemania, afirmó ayer el Ministro de Defensa.
La administración Biden, por otro lado, ha decidido dar un paso más en su apoyo. El miércoles por la mañana anunció que suministraría minas antipersonal a Ucrania. A ver si esto disipará las reticencias de otros miembros de la OTAN.