Desde que resultó gravemente herido por la sosa cáustica derramada en un tobogán en Toulouse (Alto Garona), Wail, de 2 años, acude diariamente al hospital. Quemado en tercer grado por esta sustancia química propagada por dos escolares de 12 años, el niño fue sometido el viernes a un injerto de piel de cuatro horas de duración bajo anestesia general, afirma Pierre Debuisson, abogado de la familia de la pequeña víctima.
El ayuntamiento anuncia que presentará una denuncia por peligro de vida ajena y complicidad en lesiones involuntarias contra la marca de supermercado Aldi que vendió el producto a estudiantes universitarios: “Esto nunca habría sucedido si Aldi no hubiera vendido este producto químico”.
A mediados de septiembre, Waïl, de 2 años, resbaló en el tobogán del parque infantil Séminaire, en el barrio de Izards, en Toulouse (Alto Garona), y luego se quejó de dolores. Hospitalizado, el niño sufrió graves quemaduras en las piernas.
Después de la evaluación de los médicos, al niño se le emitió una ITT (incapacidad laboral total) por 21 días. Al mismo tiempo, un segundo niño de la misma edad también resultó quemado, pero sus heridas fueron mucho menos graves.
“No sabemos si tiene los nervios afectados, si algún día podrá caminar, correr, tener una vida digna”, lamenta el abogado. Según Me Debuisson, existe “como mínimo negligencia culposa”. “Es de sentido común no vender productos corrosivos extremadamente peligrosos a los niños. Más que una imprudencia, es una negligencia grave”.
El abogado denuncia también el silencio del grupo Aldi, comportamiento “inaceptable, improbable”, y lamenta que “en ningún momento un directivo de este gran grupo llamó a la familia para disculparse o para saber cómo estaba el pequeño”. El abogado pide una investigación interna en el seno del grupo para comprender: ¿existe un presupuesto destinado a la formación de los empleados sobre los riesgos relacionados con estos productos químicos?
Por “la gran ansiedad y sufrimiento sufrido” por el pequeño Wail, que deberá ser operado de nuevo este martes, la familia reclama también un millón de daños y perjuicios al grupo Aldi.
Entrevistados, los dos escolares de 12 años que vertieron la sustancia química en el tobogán dijeron que “lamentaban” su acción. Se debe realizar una evaluación psiquiátrica para determinar su responsabilidad.
