“Cocina marroquí, un tesoro para compartir con el mundo”

“Cocina marroquí, un tesoro para compartir con el mundo”
“Cocina marroquí, un tesoro para compartir con el mundo”
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L’Observateur du Maroc et d’Afrique: ¿Quién es el chef Simo?

Mohamed M’himdat: El Chef Simo es ante todo un ciudadano del mundo con un profundo apego a sus raíces marroquíes. Pasé 27 años en el extranjero, viaje que me permitió formarme y adquirir un patrimonio cultural y profesional de un valor inestimable. Obtuve dos maestrías: una en psicología y sociología, y otra en marketing y gestión hotelera. Estos cursos de formación me brindaron una visión global y multidimensional, que aplico hoy en mi carrera culinaria.

Mi experiencia profesional en el sector de la hostelería me ha llevado a los cuatro rincones del mundo: Alemania, Francia, Oriente Medio, Dubai, Japón, China y Maldivas. Cada país me ofreció una nueva perspectiva y me permitió sumergirme en diferentes técnicas y sabores.

Hace seis años decidí regresar a Marruecos. Este regreso a mis raíces marcó un punto de inflexión en mi vida. Fue entonces cuando participé en MasterChef, una aventura inolvidable que me permitió ganar el título y hacer realidad mi sueño de ser chef. Hoy me esfuerzo por promover la cocina marroquí a nivel internacional mezclando tradición e innovación, mientras comparto mi pasión por el arte culinario.

De la gestión hotelera a la gastronomía… ¿A qué se debe este gran cambio?
La cocina siempre ha sido una pasión arraigada en mí, heredada de mi madre desde mi infancia. Aunque era un espacio para la creatividad y el intercambio, inicialmente no lo imaginé como una carrera. Durante mis 23 años en la industria hotelera, donde ocupé puestos de dirección de operaciones, cocinar siguió siendo un placer personal, un escape y una forma de reconectarme con mis raíces.

Todo cambió después de mi participación en MasterChef, lo que me permitió darme cuenta de que la cocina podía convertirse en mucho más que una pasión: podía ser una vocación. Fue a partir de ese momento que decidí transformar este amor en una profesión. Creé una empresa de consultoría de restauración para ayudar a otros profesionales a crear y gestionar sus establecimientos. Posteriormente abrí tres restaurantes.

Mi primer restaurante ofrece cocina fusión marroquí, combinando historia y modernidad. Por ejemplo, creé sushi marroquí combinando ingredientes locales como azafrán, argán y menta con técnicas culinarias internacionales. Este proyecto encarna mi visión: promover la cocina marroquí a escala global, modernizarla preservando su autenticidad y su alma.

¿Cómo crees que la cocina marroquí puede servir como puente cultural?

Mi apego a la cocina marroquí se basa en su increíble historia, que se remonta a más de 12 siglos, que refleja influencias andaluzas, bereberes y árabes. Es una cocina que cuenta historias, que abarca tiempos y culturas, y que encarna el alma misma de nuestra herencia. Es rica, variada y única, con platos y sabores que no dejan de sorprender.

Tomemos como ejemplo productos emblemáticos como el aceite de argán, el auténtico oro líquido o nuestra paleta de especias como el azafrán Taliouine o el ras el hanout. No son sólo ingredientes: son un reflejo de nuestras tierras, de nuestro saber hacer ancestral y de la hospitalidad marroquí. Cada plato, ya sea un tagine o un cuscús, lleva una parte de nuestra identidad.

Este patrimonio culinario es un tesoro invaluable que me esfuerzo por promover y compartir con el mundo entero. Mi ambición es convertirlo en un puente cultural, porque la cocina es un lenguaje universal. A través de un plato podemos transmitir emociones, contar una historia y acercar un país a la gente.

Al promover la cocina marroquí, no sólo espero promover nuestra herencia, sino también inspirar a otros a explorar y apreciar la riqueza de nuestras tradiciones. Es una misión que llevo en el corazón y que orienta todas mis iniciativas, ya sean locales o internacionales.

También has logrado la hazaña de entrar en el Libro Guinness de los Récords. ¿Cuál fue su receta principal para tal éxito?

Fue una experiencia increíble y un motivo de gran orgullo para mí. Hice el “briouate” más grande del mundo, un desafío técnico que me permitió convertirme en el primer chef marroquí en aparecer en el Libro Guinness de los Récords. La idea era reunir los sabores de Marruecos en un solo plato. Para este desafío, elegí las 30 mejores especialidades culinarias marroquíes y revisé sus recetas, que integré en un briouate gigante.

El nombre “De Tánger a El Gouira” simboliza la diversidad de nuestro patrimonio gastronómico, del norte al sur del país. Era una forma de celebrar la riqueza de las tradiciones culinarias marroquíes en una sola creación. Mi ambición es multiplicar este tipo de iniciativas para seguir promocionando la cocina marroquí en el panorama internacional.

Usted pone mucho énfasis en promover la gastronomía marroquí a nivel internacional. ¿Qué ingredientes debo utilizar para hacerlo de manera efectiva?

Esto implica varios ejes estratégicos. En primer lugar, es fundamental desarrollar la “exportación de alimentos”. Los productos marroquíes como el aceite de oliva, el aceite de argán, las especias o incluso las frutas y verduras locales deben convertirse en imprescindibles en los mercados internacionales, al igual que la salsa de soja para la cocina asiática o el parmesano para la cocina italiana. Tenemos tesoros culinarios que merecen estar en los lineales de los supermercados y en las cocinas de todo el mundo.

Entonces, herramientas modernas como las redes sociales y la televisión juegan un papel vital en esta misión. Permiten llegar a una audiencia diversa y global con sólo unos pocos clics. Por último, también debemos centrarnos en los eventos culinarios globales. Participar en festivales, organizar talleres de cocina marroquí e invitarse a las cocinas de los grandes restaurantes internacionales son formas de dar a conocer nuestro saber hacer. Sueño con que platos marroquíes como el tagine o la pastilla se vuelvan tan populares como el sushi o la pizza. Esto requiere una estrategia coordinada entre líderes, exportadores e instituciones, pero es totalmente posible.

¿Cómo podemos remediar los problemas que afectan al sector de la restauración en Marruecos?

De hecho, este sector adolece de una falta de regulación y es crucial remediarlo urgentemente. Actualmente, cualquier persona puede autodenominarse chef sin tener la formación adecuada. Convertirse en chef debe estar vinculado a estudios profesionales y competencias reconocidas, con comisiones especializadas para convalidar estos títulos. De lo contrario, permite que cualquiera se proclame especialista, lo que perjudica la credibilidad de la profesión.

Ser un chef marroquí es algo más que dominar las técnicas culinarias. Se trata también de comprender las tradiciones, la historia y las influencias que dan forma a nuestra gastronomía. Un chef debe formarse en diferentes áreas: la cocina, pero también la gestión, el servicio y la cultura que acompaña a cada plato. No es sólo una profesión, sino un concepto real.

Hoy en día, las frecuentes aperturas y cierres de restaurantes ilustran una falta de competencia y regulación. Para asegurar la sostenibilidad del sector es necesario establecer una gestión rigurosa y garantizar la cualificación de la mano de obra. Un marco profesional claro, con especificaciones para la apertura de establecimientos y gestores cualificados, es fundamental para supervisar esta economía.

¿Qué pasa con la escasez de habilidades en el sector de la restauración?

Este es un verdadero problema. Muchos restaurantes están cerrando por falta de personal cualificado y de recursos humanos adecuados. Es crucial formar profesionales, no sólo en la cocina, sino también en la gestión empresarial. Marruecos tiene un inmenso potencial de desarrollo en este sector, pero esto requiere el establecimiento de programas de formación pertinentes y la atracción de talento competente para gestionar los establecimientos e impulsar la economía.

El futuro del sector es prometedor, pero depende de nuestra capacidad para estructurar la industria. Marruecos está en auge y la restauración es una parte integral de esta dinámica. Para 2030, Marruecos podría convertirse en un actor importante en el escenario mundial. Sin embargo, para lograrlo es imperativo establecer una regulación estricta y formar a una nueva generación de chefs y restauradores cualificados.

El arte culinario parece interesar cada vez más a los jóvenes. ¿Qué consejo le darías a los chefs en ciernes?

Les diría que tengan pasión y dedicación. Esta profesión requiere mucha inversión, pero es sumamente gratificante. También es fundamental promover y regular la profesión de chef en Marruecos, con escuelas de hostelería de calidad que formen a nuestros jóvenes talentos. Marruecos tiene un potencial inmenso. Juntos podemos impulsar nuestra gastronomía al escenario mundial.

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