La guerra como un juego de niños.

La guerra como un juego de niños.
La guerra como un juego de niños.
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Con esta nueva traducción de los “chicos de la calle Pal”, los editores de “Tristram” en Gers nos han regalado una obra que no podría ser más actual. Al igual que la “Guerra de los Botones” en Francia, esta historia de enfrentamiento entre dos clanes de niños sigue siendo la novela más conocida en Hungría. Hablamos de líderes y soldados, fronteras, guerra, traición y honor.

Entonces, ¿qué empujó a Feri Ats, el capitán de los Camisas Púrpuras, a entrar en el corazón del páramo de los chicos en Pal Street, subir a la ciudadela central y derribar su bandera? Sin duda existe el “Einstand”.

Einstand: expresión elocuente para designar al mismo tiempo el estado de sitio, la violencia, la ley de la selva y la piratería. El Einstand es también una declaración de guerra.

Los de la calle Pal no permitirán que esto suceda. Irán a recuperar sus propiedades en territorio enemigo en esta Budapest de finales del siglo XIX donde Buda y Pest, separadas por el Danubio, forman las dos mitades de la ciudad. ¡Porque no toques su territorio!

El terreno de la calle Pal, una magnífica extensión llana, reemplazó a las praderas americanas. Su parte trasera, el aserradero, era algo completamente diferente: era la ciudad, el bosque, las montañas rocosas, en fin, cada día, se convertía en lo que decidíamos ver allí.

Los Camisas Moradas lo ven como “un lugar para jugar a la pelota”. Nada más. Pero su líder, “por nada del mundo, querría apoderarse de ella (…) mientras no haya nadie allí”. Surgen entonces las tres frases clave de esta obra que la hace tan actual para nosotros a pesar de haber sido escrita en 1906 por Ferenc Molnar.

Y ahí estaba, fue precisamente por este tipo de razones que se decidió una guerra, por objetivos similares que lucharon verdaderos soldados. Los rusos querían acceder al océano y por eso atacaron a los japoneses. Los Purpleshirts necesitaban un terreno de juego y, como no funcionaba de otra manera, quisieron conquistarlo por la fuerza de las armas.

En la guerra, como en los cuentos infantiles, hay líderes, traidores y buenos soldados que en ocasiones se convierten en héroes. Nemecsek es uno de ellos. Uno puro. Boka, el líder de la banda de la Rue Pal, sueña con ser “Napoleón tan amado por su vieja guardia”, sólo se ve tal como es, un niño enclenque, lo que hace que su valentía sea aún más meritoria.

También hay un western en esta novela, con este criminal de Geréb que aún volverá a luchar al final, como Dean Martin el alcohólico de “Rio Bravo” o Robert Vaughn, el cobarde de “Los siete mercenarios”. También en este caso Molnar anticipó el género o lo inspiró. Pero a diferencia del desembarco de Normandía, cuyo 80º aniversario conmemoramos aquí, “la guerra tuvo lugar en un magnífico día de primavera”.

“Los chicos de la calle Pal” de Ferenc Molnar, Tristram, traducido por Sophie Képès.

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