El consumo de carne vacuna en Argentina, un producto emblemático del país y un producto clave de exportación, ha caído drásticamente en los últimos meses, en un contexto de caída del poder adquisitivo, hasta alcanzar niveles históricos, según la interprofesional.
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En un año, de marzo de 2023 a marzo de 2024, el consumo de carne vacuna cayó un 18,5% hasta una media de 42,6 kilos por persona al año, casi 10 kilos menos que el año anterior, según el informe de la Cámara de Industria y Comercio de la Carne. (CICCRA).
Como era de esperar, esta caída se debe en gran medida al aumento de los precios, que alcanzaron casi el 278% para la carne cortada, es decir, del mismo orden que la inflación (287% interanual). Con una caída aún más marcada del consumo en los últimos tres meses, ligada a la caída del poder adquisitivo, tras la devaluación del peso (más del 50% en diciembre).
La producción, por su parte, se mantuvo estable o en ligero descenso, algo menos de 750.000 toneladas en el primer trimestre, pero con un fuerte aumento de las exportaciones, de alrededor del 23% interanual en volumen.
Con el tiempo, los argentinos comen mucha menos carne roja que en el pasado. El consumo en los años 80 rondaba los 78 kg por habitante y año, descendiendo periódicamente hasta unos 60 kg hace unos diez años, según datos del Instituto de Promoción de la Carne de Vacuno.
Se ha enfrentado a la competencia de carnes más baratas, como la carne de cerdo o de ave, cuyo consumo se ha duplicado en 30 años, casi hasta el nivel actual de la carne vacuna, con poco más de 40 kg por persona.
Sin embargo, los argentinos siguen siendo los principales consumidores de carne vacuna del mundo, seguidos de cerca o, según los años, superados por el vecino Uruguay, en niveles similares.
