Rehabilitar, transformar, potenciar, más que arrasar lo existente, más que construir. Éste es el único camino posible, hoy en día, para una arquitectura responsable. Sólo razonando de esta manera el sector de la construcción puede esperar reducir significativamente el actualmente colosal nivel de sus emisiones de carbono y revertir la dinámica tóxica de la artificialización de la tierra de la que es instrumento.
Basta contemplar el incesante ballet de grúas que animan nuestros paisajes metropolitanos para comprender que no es ese el rumbo que van las cosas, como suele confirmar un informe del Senado emitido el 9 de noviembre, que pone en entredicho la política de La objetivo de cero artificialización neta para 2050. Pero el papel de las revistas de arquitectura, las escuelas y las instituciones culturales es mantener el listón.
La adjudicación, el lunes 18 de noviembre, de la Plaza de la Plata a la rehabilitación de la estación superior del teleférico de Salève, en Monnetier-Mornex (Alta Saboya), por parte de la agencia Devaux et Devaux, va en esta dirección. Presidido por Iwona Buczkowska, pionera de la arquitectura de madera en Francia a quien debemos el fabuloso complejo de viviendas La Pièce pointue, en Blanc-Mesnil (Seine-Saint-Denis), el jurado distinguió un proyecto en el que los arquitectos afirman haber intervenido tan poco lo más posible.
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Combina el edificio con el paisaje.
Tres objetivos los guiaron: redescubrir la calidad de la arquitectura original, la del suizo Maurice Braillard, que construyó el teleférico en 1932, que una restauración realizada durante los años 80 había desvirtuado en parte; integrar el edificio lo más delicadamente posible en el paisaje; permitir a los visitantes aprovechar al máximo la vista. Un enfoque a la vez humilde, pero llevado a cabo con cariño por esta pareja de arquitectos cuyo lado masculino, David Delvaux, hace campaña apasionadamente para que los arquitectos dejen de construir, y la parte femenina, Claudia Delvaux, arquitecta patrimonial, supervisó la espléndida restauración de Eileen Gray. villa E1027 en Roquebrune-Cap-Martin (Alpes Marítimos).
El precio de la primera obra lo aclara. Otorgado a la renovación, por parte de la agencia Alt174, de la escuela Simone-Veil de Lompret (Norte), premia el enfoque de estos jóvenes arquitectos que decidieron ir más allá del encargo. Si bien se limitó a una operación de renovación energética (el edificio original, construido en los años 80, era un tamiz térmico), los responsables del proyecto repensaron la organización de los cursos, inspirándose en las entrevistas realizadas a los niños, y equiparon el patio con un patio metálico rojo que aporta luminosidad y alegría al conjunto.
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