En un comunicado de prensa, el Consejo del Colegio de Arquitectos de Senegal expresa su profunda preocupación por el estado “caótico” del urbanismo en Dakar. La capital senegalesa, calificada de “caos urbano”, adolece de una falta de planificación estratégica y estética, según el ayuntamiento. Este último lamenta la ausencia de medidas para estructurar la ciudad “de acuerdo con su demografía y su modo de vida”, dejando a la población “abandonada a su suerte” y contribuyendo a una “fealdad monstruosa” del entorno urbano.
Los arquitectos no dudan en achacar tanto la inacción de los profesionales del sector como la falta de rigor de las autoridades públicas. Dakar es ahora “un mosaico mal ordenado” donde los edificios se construyen “en loca anarquía”, a menudo para reemplazar edificios históricos, como la sala de maternidad Dantec, cuya notable arquitectura fue destruida sin ninguna reacción notable. El Ayuntamiento señala la ausencia de iniciativas para preservar las obras arquitectónicas emblemáticas de la ciudad y constata que “la arquitectura más bella se está arruinando”, testigos mudos de esta deriva urbana.
A través de su manifiesto, la Orden también deplora la proliferación de “llamados arquitectos” formados en “pseudoescuelas de arquitectura” que invaden el sector aprovechándose de “el desconocimiento de una gran parte de la población e incluso de las autoridades”. Para el Ayuntamiento, el arquitecto es ante todo un regulador urbanístico, imprescindible para evitar que una ciudad se convierta en “un cuerpo sin alma”.
El comunicado de prensa es especialmente crítico con la nueva ciudad de Diamniadio, diseñada “sin consultar a los profesionales de la arquitectura”. El Consejo destaca así la importancia de la identidad y la cultura en la arquitectura, elementos esenciales, según ellos, para “volver a encantar Dakar”. Creen que la planificación urbana no debe ser “un simple mercado”, dominado por asociaciones público-privadas incontroladas, sino un arte capaz de reflejar la “identidad cultural e histórica” de la nación.
Esta posición se produce cuando el Consejo se prepara para lanzar varias iniciativas para restaurar Dakar y las ciudades de Senegal a su antiguo esplendor arquitectónico. El manifiesto afirma que: “Debemos desarrollar una nueva política para la promoción de la arquitectura desde un punto de vista cultural, artístico, estético y social”. Para ello, la Orden convoca una exposición en la sede del Consejo para presentar el Gran Premio de Arquitectura de Dakar y la subregión, con la ambición de unirse en torno a una arquitectura respetuosa de la identidad nacional.
En esta perspectiva, el Consejo invita a los artistas a participar en el “Ndêp de l’architecture”, un proyecto destinado a crear una “nueva ciudad virtuosa y saludable, mejor proporcionada y más adecuada a nuestra identidad y nuestra historia”. Otra iniciativa importante será la exposición “BAKU”, prevista para noviembre de 2024 en el marco de la bienal de Dakar, que pretende reivindicar una identidad arquitectónica cultural para la ciudad.
Los edificios históricos desaparecidos, como Sandaga y la maternidad del hospital Aristide Le Dantec, serán resaltados mediante obras de arte hiperrealistas, con el fin de “preservar sus imágenes inmemoriales”. De este modo, el Consejo espera hacer oír su ira y su petición de una mejor conservación del patrimonio arquitectónico senegalés. “Debemos cuestionar la ética de los arquitectos, señalar lo que no funciona, hacer un balance de nuestras políticas y de nuestras misiones, para proyectarnos hacia el futuro ofreciendo a todas las ciudades de Senegal mejores perspectivas en el ámbito arquitectónico”, invita el manifiesto.