la serie La jaulainiciado por Franck Gastambide, prometía ser un proyecto ambicioso para los entusiastas de los deportes de combate, en particular los que siguen las MMA. Pero aunque esperaba una inmersión total en este mundo intenso y fascinante, esta primera temporada de cinco episodios me dejó con ganas de más. Entre los personajes poco desarrollados, las subtramas descuidadas y una clara falta de realismo en ciertos aspectos, La jaula Parece haberse quedado estancada en sus intenciones sin poder realizarlas plenamente. Sin embargo, algunos puntos positivos aportan cierto valor a esta serie, pero luchan por compensar el conjunto. No se puede negar que La jaula Se presenta sobre todo como un homenaje a las MMA. El compromiso es palpable, ya sea en las escenas de lucha o en la transformación física de Melvin Boomer, quien interpreta a Taylor.
Soñando con convertirse en profesional, un joven luchador lucha por hacerse notar cuando una pelea inesperada le ofrece la oportunidad de su vida, y un fuerte oponente en la jaula sueña con convertirse en profesional, un joven luchador lucha por hacerse notar cuando una pelea inesperada le ofrece. la oportunidad de su vida y un digno oponente en la jaula.
El actor pasó por un riguroso entrenamiento para interpretar el papel y esa sinceridad la sentimos en su interpretación física. De hecho, ganó peso y entrenó intensamente para hacer más creíble su personaje. Este enfoque anclado en la realidad da cierta autenticidad a los combates, cualidad que aprecio mucho y que atestigua el rigor impuesto por el mundo del MMA. Además, las apariciones de leyendas de la UFC como Georges St-Pierre y Jon Jones ofrecen verdaderos momentos de placer a los aficionados. Estos invitados aportan legitimidad y cierta credibilidad a la serie, como un guiño para quienes siguen las competiciones y respetan el compromiso de estos luchadores. Este esfuerzo por una representación fiel es sin lugar a dudas un punto fuerte de la serie.
Desafortunadamente, este homenaje a las MMA no logra compensar las debilidades narrativas y la falta de desarrollo de los personajes. La serie intenta establecer una trama en torno al ascenso de Taylor, una joven y prometedora luchadora, pero con sólo cinco episodios, La jaula se limita a arañar la superficie de su historia y sus personajes. Esta brevedad supone un gran hándicap: en lugar de ahondar en las motivaciones, el pasado o la complejidad de los personajes, la serie hilvana acontecimientos sin darles ninguna sustancia real. Uno de los aspectos más decepcionantes son las tramas secundarias, que parecen superficiales y, a menudo, caricaturescas. Por ejemplo, la historia de la madre de Taylor es otro cliché familiar mal explotado, donde las tensiones y las resoluciones carecen de realismo.
Asimismo, el pasado de Ibrahim, que podría haber aportado una dimensión interesante a la historia, sigue estando poco desarrollado y simplemente acumula estereotipos. Estas subtramas, mal escritas y a menudo predecibles, perjudican la inmersión en el universo de La jaula. En cuanto al rendimiento, es difícil no notar la debilidad de algunas de las opciones de reparto. Franck Gastambide, también presente en la pantalla, parece haber subestimado las exigencias de su papel. Su interpretación carece de convicción, lo que debilita al personaje que interpreta y da la impresión de que su actuación fuerza demasiado los rasgos sin aportar sutileza. Esta actuación deja una impresión mixta, y creo sinceramente que le habría beneficiado quedarse detrás de la cámara para concentrarse en la dirección y el desarrollo de los personajes.
Por otro lado, algunos actores logran hacerlo bien. Bosh, por ejemplo, interpreta al “malo” con una intensidad que se corresponde bien con su personaje, aunque algunos de sus rasgos son excesivamente exagerados. Su interpretación aporta una dimensión teatral que, si bien a veces puede parecer caricaturizada, sigue siendo más convincente que la de Gastambide. En definitiva, el contraste entre las distintas actuaciones contribuye a dar una impresión de inconstancia a la serie. Una de las principales expectativas de una serie que se desarrolla en el mundo de las MMA es, por supuesto, la calidad de las escenas de lucha. Si bien determinadas secuencias consiguen captar la intensidad del deporte, la puesta en escena carece a veces de la autenticidad que cabría esperar de los combates filmados.
me hubiera gustado eso La jaula adopta un estilo más cercano a las retransmisiones de peleas reales, como las retransmitidas por televisión, que captan cada movimiento, cada respiración y cada golpe con un realismo brutal. Esta falta de realismo perjudica la inmersión, especialmente para los aficionados a los deportes de combate acostumbrados a imágenes de UFC y peleas profesionales. La serie intenta reproducir las sensaciones de la arena, pero no siempre logra captar la complejidad y profundidad. Un estilo visual más realista habría mejorado la autenticidad de estas escenas, haciendo que las peleas fueran más atractivas e inmersivas para los espectadores. En términos de escritura, La jaula una vez más deja que desear. Donde Gastambide había logrado crear diálogos impactantes en su serie anterior Válidoaquí parecen demasiado débiles y mal adaptados al mundo del MMA.
Los intercambios carecen de naturalidad y en ocasiones caen en frases clichés que limitan el impacto emocional de las escenas. Un trabajo real en la profundidad de los diálogos habría permitido fortalecer el vínculo con los personajes y comprender mejor sus dilemas y sus motivaciones. La música, por su parte, sigue siendo bastante insulsa y no acompaña suficientemente la acción ni la emoción de las escenas. Una banda sonora más atrevida en sintonía con la energía de las peleas podría haber energizado ciertos momentos y contribuido a la atmósfera de la serie. Pero en cambio, la música permanece apagada y sin complicaciones, dejando una impresión de falta de compromiso artístico con este aspecto crucial de la producción. Finalmente, esta primera temporada de La jaula Es un intento que, aunque sincero, sigue inconcluso.
Con sólo cinco episodios, la serie no tiene tiempo para desarrollar una verdadera profundidad narrativa, lo que deja una impresión de superficialidad. Las tramas secundarias están mal explotadas, los personajes carecen de profundidad y ciertas elecciones de puesta en escena restan realismo necesario para cautivar plenamente a los aficionados al MMA. Pese a todo, reconozco el esfuerzo por rendir homenaje a un deporte muchas veces incomprendido y poco representado en las telenovelas. La transformación física de Melvin Boomer, la aparición de íconos de UFC y la intención de representar el mundo de las MMA son puntos fuertes innegables, pero no suficientes para llevar la serie. De modo que La jaula Con ganancias en calidad, una segunda temporada debería profundizar la historia y desarrollar a los personajes, tomándose el tiempo para explorarlos desde ángulos más matizados y menos clichés.
Una producción más cuidada, diálogos trabajados y una potente banda sonora podrían hacer de esta serie un auténtico éxito en el panorama televisivo francés. Esperemos que la siguiente temporada tome las lecciones de esta primera experiencia para ofrecer un espectáculo más logrado y que cumpla con las expectativas de los fanáticos de las MMA.
Nota: 4.5/10. En resumen, quiero apoyar el homenaje rendido a las MMA, pero la serie es demasiado descuidada y nunca desarrolla nada. 5 episodios fueron demasiado cortos.
Disponible en Netflix