Las incertidumbres geopolíticas, una caída de la demanda de relojes y un ciclo económico moribundo se encuentran entre las causas, entre otras, de la fuerte desaceleración económica que experimentan todas las empresas industriales de la región. Sólo la tecnología médica no lo está haciendo tan mal. Los volúmenes de actividad en su punto más bajo, el debilitamiento del flujo de caja o incluso la imposibilidad de planificar y, por tanto, de invertir, están en rojo oscuro, según el tradicional barómetro industrial elaborado por la Cámara de la Economía Pública de Grand Chasseral (CEP), realizado mediante muestreo base entre las empresas del Jura bernés.
Paro parcial: pasa de 18 a 24 meses
¿Se ha llegado al fondo de la ola? Sí, según el director del CEP, Patrick Linder. El problema: ningún indicador predice una recuperación antes de 2026. Y toda la cuestión de esta crisis será precisamente su duración y las consecuencias sobre el empleo. Recuerde que uno de cada dos trabajadores en la región del Jura depende del sector industrial. Para evitar despidos y un aumento del desempleo, el RHT (o desempleo parcial) sigue siendo la mejor –y sin duda la única– herramienta. Sin dar cifras, Patrick Linder indica que la mayoría de las empresas del Jura bernés lo utilizan y algunas ya han llevado a cabo reestructuraciones. La duración de la indemnización en caso de reducción de la jornada laboral ya se había ampliado el verano pasado (de 12 a 18 meses).
Pero esto no será suficiente para preservar los empleos, según el CEP. Por eso pidió a la Secretaría de Estado de Economía ampliar el RHT a 24 meses. “Esta parece ser la única medida que puede evitar la pérdida de cualificaciones y, por supuesto, de puestos de trabajo”, señala Patrick Linder, recordando que los RHT no son una intervención del Estado en la economía, ya que su fondo se financia con las contribuciones de los trabajadores y de los empresarios. . “Se ha enviado la carta dirigida a Guy Parmelin. Sería acorde con el espíritu de la ley conceder esta prórroga. Sobre todo porque la Confederación ha encontrado recientemente la capacidad de respuesta necesaria para dar importancia estratégica a la industria pesada (nota del editor: mediante ayudas estatales al sector siderúrgico).”
Además, las empresas encuestadas están molestas por la carga administrativa y el aumento de los criterios para obtener el RHT, así como por la lentitud de los pagos que deteriora aún más su liquidez. Esta complejidad de los procedimientos habría aumentado significativamente en comparación con hace exactamente diez años, cuando el BNS abandonó el tipo mínimo.
En definitiva, huele a quemado para la industria de la región, que sigue cayendo en picada.
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