Este material rojo o rosado, que destaca claramente sobre este fondo de columnas grisáceas y paisajes carbonizados, es un retardante de llama, esencialmente un producto llamado Phos-Chek, utilizado por el Servicio Forestal desde los años 1960.
“Es algo increíble… se puede ver muy fácilmente”, dijo Jason Colquhoun, un piloto de 53 años de HeliQwest, una compañía de helicópteros especializada en extinción de incendios. Pero desde la semana pasada, la sustancia ha caído sobre barrios residenciales en una escala “nunca antes vista”, señala Daniel McCurry, profesor asociado de ingeniería civil y ambiental de la Universidad del Sur de California. Y de ahí surge esta inquietante pregunta: ¿es peligroso o no?
“Es mucho más fácil de ver”.
Phos-Chek es comercializado por Perimeter Solutions, una empresa de protección contra incendios. Es una mezcla de fosfato de amonio, un fertilizante común, y varios aditivos, incluido el óxido de hierro (proveniente del óxido), que le da este color fluorescente.
Este tinte brillante ayuda a los pilotos a asegurarse de no dejar áreas descubiertas encima de los incendios, dice Jason Colquhoun. Normalmente, cuando los pilotos arrojan agua, tienen que detectar “lo brillante y lo oscuro” para saber dónde realizar la próxima caída. Pero con esta sustancia “es mucho más fácil de ver”, explica.
“Casi no tóxico”
Otra ventaja sobre el agua: el retardante de llama sigue funcionando incluso después de que se evapora el agua con la que se mezcla, dice Daniel McCurry. Los espesantes proporcionan una viscosidad al producto que evita que se desvíe del área objetivo, agrega Daniel McCurry, quien ha realizado investigaciones sobre metales pesados en este tipo de retardantes de llama. El producto, que se presenta en forma de polvo, suele mezclarse en grandes recipientes antes de cargarse en aviones y helicópteros para realizar lanzamientos coordinados, explica Jason Colquhoun.
Daniel McCurry explica haber visto imágenes en las que “un incendio forestal detuvo su avance exactamente en la zona donde se había esparcido Phos-Chek”. Pero tiene opiniones encontradas sobre el producto. Un ex bombero le explicó que el producto “no servía de mucho” en caso de incendios de alta intensidad, como los que mataron a 25 personas la semana pasada en Los Ángeles y aún están fuera de control.
El Servicio Forestal explica que sólo utiliza retardantes de llama “que cumplen con los criterios de la Agencia de Protección Ambiental, asegurando que sea “prácticamente no tóxico” para los humanos, los mamíferos y las especies acuáticas. Prohíbe las liberaciones en cuerpos de agua y áreas que albergan especies amenazadas o en peligro de extinción, con la excepción de cuando “la vida humana o la seguridad pública están amenazadas” y es “razonable creer” que el retardante podría apagar el incendio. Pero pueden ocurrir accidentes, con un cambio en la dirección del viento o una liberación involuntaria.
“Probablemente inofensivo para el medio ambiente”
Una antigua fórmula de Phos-Chek, LC95, que según la investigación de Daniel McCurry tenía altos niveles de metales pesados que podían contaminar el agua potable, fue retirada en todo Estados Unidos el 31 de diciembre. La que se usa ahora, MVP-Fx, es menos tóxica. Pero puede causar irritación de la piel y, si se ingiere, provocar náuseas y vómitos.
McCurry dice que el Servicio Forestal ha perdido demandas en el pasado por casos ambientales, pero ahora Phos-Chek es “probablemente seguro para el medio ambiente”. “Al mismo tiempo, el impacto sobre la salud humana aún no está del todo claro”, admite.
“Durante la última semana se han producido descensos de una magnitud nunca antes vista”, continúa, añadiendo que la mayoría de las veces el producto se vierte fuera de las zonas habitadas. “¿Pero quién sabe?” concluye.
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(afp/er)
