Novak Djokovic valora la novedad implementada en el Abierto de Australia con salones junto a la cancha reservados para el personal de los jugadores para un entrenamiento más directo. Pero el serbio se opondría a la instalación de micrófonos por parte de los canales de televisión
Ésta es la innovación de este Abierto de Australia 2025. En las tres pistas principales de Melbourne Park, en dos esquinas, los organizadores han instalado dos pequeños salones destinados al personal de los dos jugadores. No se permiten más de cuatro personas. A su disposición hay una pantalla con todas las estadísticas posibles imaginables. Esto hace que el coaching sea mucho más directo. Se vio a Andy Murray charlando con Novak Djokovic. Esta es una oportunidad para replantear las cosas.
“El equipo de enfrente puede escuchar nuestra conversación”
Preguntado por esta iniciativa tras su clasificación obtenida este miércoles ante el portugués Jaime Faria (6-1, 6-7, 6-3, 6-2), Novak Djokovic no ocultó su entusiasmo. “Creo que es una ventaja para el torneo”, dijo el serbio. “Las cuatro personas que están en la esquina son seleccionadas por mí. Me imagino que la idea, a futuro, es instalar micrófonos. Para los fans sería interesante escuchar el contenido de las conversaciones. Podría haber secuencias virales en las redes sociales. Ahora bien, lo malo es que el equipo de enfrente puede oír el nuestro. Conversamos y, en diez segundos, podemos enviar un texto al entrenador para avisar de nuestras intenciones. Creo que debería haber cierta discreción y cierta privacidad respecto a las tácticas utilizadas en medio de un partido en la cancha. No debería hacerse público, diría yo, porque. Esto puede ponerte en peligro durante el partido…”
Esta sensata opinión tal vez no consiga el apoyo de los canales de televisión que quisieran añadir algo de crunch a su producto. Hace unos años, el circuito WTA equipaba a los entrenadores con micrófonos de solapa y la conversación jugador-entrenador se retransmitía al final de los sets si el jugador sentía la necesidad de intercambiar.
Pero, como sabemos, la época está plagada de la presencia de cámaras de vigilancia colocadas en cada rincón del estadio. Y las imágenes pueden ser utilizadas en directo por los canales titulares de los derechos. Sólo el vestuario es sagrado. Afortunadamente de todos modos.
