“Las fuerzas de defensa ucranianas llevaron a cabo los ataques más masivos contra objetivos militares […] a una distancia de 200 a 1.100 kilómetros de profundidad en Rusia”, saludó el Estado Mayor ucraniano.
Según esta fuente, los ataques alcanzaron “con éxito” un depósito de petróleo en Engels, que ya había sido atacado el 8 de enero, provocando un incendio que duró cinco días y en el que murieron dos bomberos rusos.
Otro objetivo: la planta química de Seltso, en la región de Bryansk, que, según Kiev, produce componentes para artillería, lanzacohetes múltiples, aviación y misiles.
Según el Ministerio de Defensa ruso, este ataque ucraniano se llevó a cabo utilizando seis misiles ATACMS estadounidenses y seis misiles Storm Shadow británicos. Aseguró que todos los proyectiles fueron derribados sin causar víctimas.
Sin embargo, Rusia ha prometido una respuesta sistemática a cualquier ataque con misiles occidentales en su territorio y ha amenazado con apuntar al centro de Kiev o incluso utilizar su nuevo misil hipersónico experimental Orechnik.
Refinerías y fábricas
“Los misiles impactaron directamente en el lugar” y provocaron “un gran incendio”, aseguró una fuente del servicio de seguridad ucraniano (SBU).
También citó ataques a una planta química en la región de Tula, un depósito de municiones en un aeródromo de Engels en la región de Saratov y una refinería de petróleo en la misma región.
Las autoridades locales rusas también informaron de un ataque ucraniano en los suburbios de Kazán, capital de Tartaristán, donde “un tanque de gas se incendió”, y en la región de Saratov, situada aproximadamente a 700 kilómetros al sureste de Moscú, donde “dos empresas industriales resultaron dañadas” tras un “ataque masivo con drones”.
Un funcionario ucraniano, Andriï Kovalenko, se burló en Telegram de las “deficiencias del sistema de defensa aérea ruso”.
“Refinerías de petróleo, depósitos de petróleo, fábricas que producen componentes de armas, tantos elementos sin los cuales el ejército ruso no podrá luchar intensamente”, aseguró.
Cierran la mina de Pokrovsk
Kiev y Moscú han intensificado sus ataques en los últimos meses y quieren mejorar sus posiciones antes de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca el próximo lunes, después de que el presidente electo estadounidense haya dicho que quiere trabajar para detener la guerra tan pronto como asuma el cargo.
Desde Kiev, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, afirmó el martes que Europa “reforzará” su cooperación en materia de defensa ante las “amenazas” actuales y la incertidumbre provocada por el regreso del impredecible líder estadounidense.
En el frente, como ejemplo del impulso ruso, la importante mina de Pokrovsk, la última mina de coque bajo control ucraniano, fue cerrada “debido al deterioro de la situación de seguridad”, anunció el grupo propietario Metinvest.
Situada en Pokrovsk, centro logístico del ejército ucraniano y objetivo de los ataques rusos, es la única mina bajo control de Kiev que produce coque, un carbón necesario para la fabricación de acero, el segundo producto de exportación de Ucrania.
La suspensión de sus actividades es, por tanto, una mala noticia para la economía de Kiev, ya devastada por la guerra.
La ciudad de Pokrovsk también es de importancia estratégica para las fuerzas de Kiev porque está situada en un cruce ferroviario y de carreteras, en el eje E50 que conecta el este del país con la gran ciudad central de Dnipro, más alejada del frente.
En otras partes del Este, las fuerzas rusas continúan su labor de socavación para ganar terreno contra un ejército ucraniano en apuros. Reivindicaron el martes la captura de dos pueblos, Terny y Neskoutchné, que habían sido liberados por las tropas ucranianas de una primera ocupación rusa en octubre de 2022 y junio de 2023, respectivamente.