El Papa Francisco recibió esta mañana a los iniciadores del proyecto Escuelas de vida(s) en Francia, que trabajan para promover el diálogo intergeneracional y la acogida de diferentes públicos en el seno de las escuelas, para transformarlas en verdaderos lugares de vida. El Soberano Pontífice insistió en la importancia de poner a las personas en el centro de cualquier proyecto educativo.
Jean-Benoît Harel – Ciudad del Vaticano
«Un proyecto de formación que pone en el centro el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia“, así definió el Papa Francisco el proyecto Escuelas de vida(s) lanzado en Francia en 2023. Acompañados por monseñor Philippe Cristory, obispo de Chartres, los promotores de este proyecto se reunieron con el Soberano Pontífice este viernes 10 de enero.
Como Jesús, acogiendo la fragilidad
Es la atención a la persona humana lo que el Papa sacó de este proyecto innovador. “A través de vuestro compromiso proclamáis que nadie es inútil o indigno, que toda existencia es un don de Dios que debe ser acogido con amor y respeto.“, dijo. El ejemplo de Jesús es muy evocador para Francisco, porque Cristo “tocó a los leprosos, habló con los marginados y acogió con amor a aquellos que parecían no tener lugar en la sociedad».
Esta acogida de la fragilidad encarna para el Santo Padre la Iglesia en salida”,la Iglesia abierta y acogedora, capaz de estar cerca de todos, de curar las heridas de los que sufren, de acariciar con ternura a los privados de afecto y de levantar a los que han caído al suelo».
En la zona de Chartres, no lejos de París, el proyecto Écoles de Vie(s) se inscribe en esta dinámica y quiere transformar las escuelas en verdaderos espacios de vida intergeneracional, donde la diferencia sea bienvenida. Más concretamente, los proyectos son diversos: acoger a personas mayores como voluntarios en una escuela o instalar un centro para la primera infancia y una acogida para personas dependientes en el marco de un instituto de aprendizaje para jóvenes.
Una educación que no se limite a transmitir conocimientos
François subraya la importancia que tiene para los iniciadores de este proyecto presentar a los jóvenes “que sus vidas tienen significado y que tienen un papel único que desempeñar en la sociedad“. Si debemos formar profesionales, debemos formar también hombres y mujeres capaces de compasión y amor fraterno, que serán los artífices de un mundo más bello y más humano, añadió el Santo Padre.
Esta educación integral, que no olvida tampoco la dimensión espiritual, es la única solución para construir una sociedad verdaderamente justa y solidaria, prosiguió, animando a la docena de personas recibidas a continuar en esta hermosa misión educativa.
«Que vuestra acción abra nuevas perspectivas para una educación integral que las generaciones más jóvenes necesitan con urgencia.», concluyó el Soberano Pontífice.