Esta idea es mucho más popular entre las mujeres (76%) que entre los hombres (57%). Estos últimos están más preocupados por el impacto negativo que una semana de cuatro días podría tener en el tiempo de colaboración (48% frente al 28% de las mujeres). En definitiva, el 43% de los hombres sigue prefiriendo la tradicional semana de cinco días, frente al 24% de las mujeres.
Estos resultados pueden explicarse en particular por el mayor valor que las mujeres otorgan al equilibrio entre la vida laboral y personal. Mientras que el 69% de ellas considera que la semana de cuatro días les permitiría conciliar mejor su vida personal y profesional, sólo el 52% de los hombres opina lo mismo. Más mujeres también ven la semana de cuatro días como una forma de mejorar su productividad y satisfacción laboral.
¿Días demasiado largos?
Sin embargo, un horario de trabajo reducido a cuatro días, es decir sin reducción del número total de horas de trabajo, suscita temores entre algunos trabajadores. Más de seis de cada diez trabajadores encuestados (63%) temen que las jornadas laborales más largas provoquen fatiga, mientras que el 59% cree que un horario condensado podría en realidad aumentar su carga de trabajo. Esta preocupación es mencionada más por los hombres (69%) que por las mujeres (58%).
La división entre hombres y mujeres también se manifiesta en las estrategias que podrían implementarse para mejorar la productividad. Cada vez más mujeres creen que la reducción del número de reuniones y el teletrabajo las hacen más eficientes.
Sin embargo, la mayoría de los encuestados (78%) cree que la automatización de determinadas tareas mediante inteligencia artificial podría facilitar la transición a una semana de cuatro días. Esta vez, sin embargo, los hombres son más optimistas que las mujeres: el 86% de ellos cree que la IA hará que su semana laboral sea más ligera, frente al 71% de las mujeres.
