El empate del Real Madrid en Arabia Saudita despertó el interés por una Supercopa que hasta entonces no había logrado conectar con el público local.
El romance entre Real Madrid y Arabia Saudí es diferente al de otros equipos. Esto no sólo se debe a su dominio en títulos desde que la Supercopa de España se disputó en territorio saudí, consiguiendo aquí tres de los cuatro trofeos, sino también a la atracción que el conjunto blanco ejerce sobre la afición local. Por primera vez en cuatro días, un evento de la Supercopa, en este caso un partido, se convirtió en una auténtica celebración.
Quizás también valga la pena señalar que el viernes es feriado aquí, lo que brinda a los fanáticos un incentivo para acudir en masa al estadio y disfrutar del torneo sabiendo que no tienen que trabajar por la mañana. Sin embargo, el personal del estadio nos cuestionó cuando mencionamos la gran diferencia de ambiente entre las dos semifinales: “Hay mucha pasión por el Barça y el Madrid, pero la gente es más blanca. Si tuviera que dar un porcentaje… 35%-65% a favor del Madrid, tal vez. » El ambiente en el estadio lo reflejó, no sólo por parte del público.
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Según Google Maps, el hotel en el que nos alojamos está a sólo 25 minutos del estadio King Abdullah Sports City. Para llegar al partido dos horas antes, necesitábamos una hora y media para recorrer la misma distancia. Se sabe que aquí el tráfico es caótico, pero el movimiento de aficionados fue mucho mayor que en la primera semifinal entre Barça y Athletic Club.
Cuando el balón entró en juego, una explosión de alegría resonó en las gradas, vestidas de blanco con la camiseta del Real Madrid y con el traje tradicional masculino del reino, el tobe. Miembros de la Peña Madridista Blancos KSA encabezaron los cánticos que recordaron al Bernabéu. Cada jugada de Vinícius, Mbappé y Bellingham fue aclamada como si fuera un momento de la final de la Liga de Campeones. El deseo de ver al rey de Arabia era fuerte. “Así gana el Madrid”, estallaron al final del partido.
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También hubo tiempo para la nostalgia durante la noche en Jeddah. Benzema, estrella del club Al-Ittihad Jeddah y leyenda de los madridistas, vivió su momento de gloria en el palco ‘sa’ del estadio. Por la tarde, el francés había visitado el hotel donde se alojaban sus excompañeros para desearles buena suerte, que no necesitaban pese a la ilusión y resistencia del siempre competitivo equipo del Mallorca que dirige Jagoba Arrasate. Cuando el ex capitán apareció en las pantallas de vídeo del KASC Stadium, los gritos de “Benzema, Benzema” resonaron con fuerza, sacudiendo las mesas de la sala de prensa, evocando recuerdos de los días de gloria del segundo máximo goleador de la historia de Chamartín.
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También hay que rendir homenaje a los aficionados del Mallorca que viajaron a Jeddah para vivir la Supercopa con su equipo. Durante muchos minutos de la primera mitad, hicieron oír su presencia, al igual que los 20.000 que, según dijeron, necesitaría su presidente para parecer competitivo frente al apoyo blanco local. La recompensa para los Bermellones era competir, y así lo hicieron durante gran parte del partido, sin dejar de motivar a su afición.
Al final, la lógica y la superioridad del Real Madrid se impusieron en la ciudad del Mar Rojo, en la ‘Joya Brillante’ que tendrá el honor de asistir al primer clásico de esta temporada 2025, llevando un aire de ‘vendetta’ para ambos equipos. Para los blancos es una oportunidad para olvidar la derrota por 0-4 en la ida de La Liga en el Bernabéu. Para el Barça es una oportunidad de recuperar el trono de la Supercopa perdido con Xavi la temporada pasada en Riad con un 4-1 que supuso el principio del fin para su actual plantilla.
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Y aquí en Yeda, quizás por fin, tengamos la oportunidad de hablar de fútbol de alto nivel en unos días ensombrecidos por la tormenta que rodea a las medidas cautelares a Olmo y Pau Víctor y la sanción a Vinícius. Arabia quería el clásico y lo tendrá.
