El grupo Shell, importante actor del sector energético mundial, anunció que los resultados de su división de gas para el cuarto trimestre de 2024 estarán marcados por un descenso significativo. Esta caída se atribuye al vencimiento de ciertos contratos de cobertura y a una reducción en los volúmenes de producción. Se espera que estos factores resulten en resultados significativamente inferiores a los registrados en el tercer trimestre del mismo año.
La publicación oficial de los resultados financieros del cuarto trimestre y del año completo 2024 está prevista para el 30 de enero. Este anuncio se produce después de que Shell ya registrara una fuerte caída en el beneficio neto de 4.300 millones de dólares en el tercer trimestre, en comparación con los 7.000 millones de dólares del mismo período en 2023. Esta disminución se debió en parte a la reducción de los márgenes de refinación y a los menores precios del petróleo.
Una tendencia en evolución
A pesar de la caída prevista en el sector del gas, el grupo compensó ciertas dificultades en el tercer trimestre gracias a un aumento de los volúmenes de producción en esta actividad. Sin embargo, esta dinámica positiva parece haberse revertido a finales de año, lo que refuerza las preocupaciones de los inversores.
El miércoles por la mañana, tras la apertura de la Bolsa de Londres, las acciones de Shell registraron una ligera caída del 0,97%, situándose en 2.591,50 peniques. Las fluctuaciones de los precios del gas en Europa, que superaron brevemente los 50 euros por megavatio hora en diciembre de 2024, no parecen haber sido suficientes para estabilizar los resultados de la empresa.
Presiones de los accionistas
Al mismo tiempo, Shell enfrenta una presión cada vez mayor por parte de sus accionistas institucionales. Varios fondos de pensiones británicos han presentado una resolución pidiendo al grupo que aclare las bases de su estrategia de crecimiento del gas natural licuado (GNL). Esta solicitud también tiene como objetivo evaluar la coherencia de esta estrategia con los compromisos climáticos asumidos por la empresa.
En los últimos meses, Shell ha reducido algunos de sus objetivos climáticos, siguiendo una tendencia similar a la de BP. Este giro estratégico hacia los hidrocarburos, destinado a maximizar los beneficios, ha suscitado críticas por parte de los activistas medioambientales. En diciembre, Shell también anunció el fin de sus proyectos de desarrollo de turbinas eólicas marinas, lo que marcó un punto de inflexión en su estrategia energética.
Una posición delicada
Esta postura de Shell refleja un difícil equilibrio entre las expectativas de los inversores, que quieren altos rendimientos financieros, y las presiones sociales para una transición energética acelerada. A medida que el grupo navega por un entorno económico y político complejo, sus decisiones estratégicas tendrán repercusiones a largo plazo en su posicionamiento en la industria energética global.