Durante cuatro años, Maeva Goulais estudió el impacto de los materiales plásticos utilizados por los cultivadores de perlas sobre las ostras, las bacterias y el equilibrio de los ecosistemas. Su investigación en los atolones de Tuamotu revela una contaminación generalizada y, en ocasiones, efectos tóxicos insospechados. El investigador ofrece soluciones concretas para limitar los daños: regular mejor los materiales, reducir su uso y también reforzar la gestión de residuos.
¿El cultivo de perlas, el segundo recurso de la fenua, es también una amenaza para los ecosistemas marinos? Maeva Goulais, estudiante de doctorado de 30 años, dedicó cuatro años de investigación a esta cuestión. En su tesis, examina el impacto de los plásticos perlados en las lagunas y sugiere formas de hacer que esta actividad sea más sostenible. Para comprender los efectos de la contaminación plástica en los ecosistemas, Maeva Goulais llevó a cabo varios experimentos en cuatro atolones de Tuamotu: Takapoto y Takaroa, donde el cultivo de perlas está bien establecido, así como Tikehau y Anaa, dos atolones poco o nada afectados por esta contaminación. actividad. Un aspecto de su investigación se centró en el crecimiento de las ostras perleras. Estos se dividieron en cuatro lotes y se sumergieron en cada atolón durante seis meses. “Notamos diferencias significativas en el crecimiento de los animales según los atolones. Anaa, por ejemplo, era el lugar donde mejor crecían las ostras”ella explica.
Los múltiples orígenes de la contaminación plástica
Pero al analizar la cantidad de plástico presente en las ostras y en el agua, apareció un resultado inesperado: “Encontramos tantas partículas de plástico en las ostras de los atolones perlíferos como en las de los atolones no perlíferos”subraya Maeva Goulais. Una observación que empujó al investigador a profundizar más. Descubrió que las fibras de celulosa, de origen natural o antropogénico, desempeñan un papel en el crecimiento de las ostras. “Cuantas más fibras contenía una ostra, menos se desarrollaba”ella especifica. De hecho, esta celulosa puede ser natural porque sabemos, por ejemplo, que en las Tuamotu hay muchos cocoteros. Entonces no hay nada que podamos hacer al respecto. Pero también hay una gran contribución entrópica, que por tanto proviene del hombre, y que podría deberse al vertido de aguas residuales, en particular agua de lavadoras, a la laguna”.
>Toxicidad de los plásticos perlados: resultados alarmantes
Resultados que confirman, por tanto, que la contaminación de una laguna se debe ciertamente a la contaminación local, la producida por los habitantes, pero también proviene en gran medida de aportes externos. Más allá de la contaminación directa de las ostras, Maeva Goulais también se interesó por los efectos biológicos de los plásticos perlados en otras especies marinas. Mediante pruebas con larvas, observó el desarrollo de huevos de cinco especies marinas colocados en soluciones plásticas en diferentes concentraciones. Los resultados son claros: “Algunas larvas presentaron anomalías o retrasos en el desarrollo, lo que confirma la toxicidad de los lixiviados plásticos. » Por ello, el doctorando insiste en la necesidad de identificar los aditivos químicos más tóxicos entre los utilizados en los recolectores y cuerdas del cultivo de perlas. “ Algunos aditivos pueden ser inofensivos, pero otros deben ser muy tóxicos. Lo ideal sería prohibir su uso en materiales destinados a acabar en el agua. Por lo tanto, ya sería un gran paso poder limitar y regular realmente los aditivos utilizados en las perlas y los materiales plásticos de la acuicultura. »
>Bacterias patógenas y riesgos para las lagunas.
Otra parte de su tesis explora los efectos biológicos de los residuos plásticos en las lagunas. Con esto nos referimos a su impacto sobre las bacterias. Organismos invisibles pero “extremadamente importantes” para los ecosistemas marinos. “Es cierto que rara vez nos damos cuenta de ello, porque es invisible. Es un compartimento un poco olvidado”dice el estudiante de doctorado. Durante dos meses, Maeva Goulais siguió su evolución en acuarios que contenían cantidades variables de plástico. “En el acuario más contaminado, algunas bacterias patógenas estaban sobrerrepresentadas” ella explica. Estas bacterias, si bien representan un riesgo para el cultivo de perlas, también amenazan el equilibrio de los ecosistemas marinos.
>Ante estas conclusiones, Maeva Goulais pide acciones prioritarias que deben provenir de las autoridades públicas. “Los productores de perlas son conscientes de su impacto y están dispuestos a colaborar, pero se necesitan políticas públicas ambiciosas para apoyar esta transición”ella asegura. Su trabajo es similar al de otra estudiante de doctorado de la UPF, Margaux Crusot, cuya investigación sobre un biomaterial capaz de sustituir al plástico en las granjas de perlas le valió un prestigioso premio el año pasado. También relacionado con la investigación sobre un método de recolección de desechos en los atolones productores de perlas. Para Maeva Goulais, es urgente regular la importación y el uso de plásticos perlados controlando su composición química. También sería necesario reducir las cuotas actuales, que considera “extremadamente altas”, pero también poner en marcha campañas sistemáticas para la recuperación y el tratamiento de los residuos del cultivo de perlas.