El AC Milan sale de Verona con una estrecha victoria por 1-0. A pesar de los 3 puntos, el club lombardo no brilló y la afición se impacienta. El despertar de los rossoneri esperará… Descifrado.
En medio de la espesa niebla que envolvía el estadio Marc’Antonio Bentegodi el viernes por la noche, el AC Milan tuvo que trabajar duro para conseguir una preciosa victoria por 1-0 contra el Hellas Verona. Un éxito que permite a los rossoneri recuperar el sabor del éxito en el campeonato, después de tres semanas de sequía. Pero la manera no quedó ahí y los hombres de Stefano Pioli aún están lejos de haber tranquilizado a su ferviente afición.
Un éxito en el dolor
Ante un equipo veronés en plena crisis, 17º al inicio, esperábamos una actuación más convincente de los lombardos. Pero aparte del destello de genialidad de Tijjani Reijnders En el minuto 56, con un lanzamiento perfecto desde lo profundo de Fofana para marcar el único gol del partido, el AC Milan realizó un partido aburrido y deslucido.
Los compañeros de Olivier Giroud, titular destacado pero muy discreto, dominaron ciertamente los debates, pero sin conseguir nunca ponerse a cubierto. Ineficiencia ofensiva crónica esta temporada que les podría haber costado caro.
Los fans estan rugiendo
A pesar de esta segunda victoria en la Serie A desde principios de noviembre, el AC Milan, ahora séptimo a 11 puntos del líder Atalanta, no parece haber frenado la crisis. Como lo demuestra el enfado de los aficionados reunidos frente al restaurante donde se celebró la comida navideña del equipo esta semana:
¡Estamos hartos! Esto ha estado sucediendo durante meses. ¡Los jugadores deben despertarse o esto terminará muy mal!
Un grupo de fans enojados.
El objetivo principal es el propietario estadounidense del club, Gerry Cardinale, y su asesor deportivo, un tal Zlatan Ibrahimovic, a quien los aficionados culpan por el fracaso en las contrataciones este verano y la falta de inversión.
Pioli bajo presión
Pero es sobre todo Stefano Pioli lo que atrae las críticas. El técnico italiano, artífice del 19º scudetto del Milan la pasada temporada, parece quedarse sin soluciones. Su equipo, falto de inspiración, ganas y eficacia, no es más que una sombra de sí mismo.
A pesar del lento éxito logrado en Verona, Pioli sabe que su futuro en el banquillo rossonero está más amenazado que nunca. Muy pronto tendrá que redescubrir la receta que hizo triunfar a su Milán la temporada pasada. De lo contrario, la revuelta de la afición se convertirá en una auténtica tormenta.
¿Una ventana de transferencia de ahorro?
Para volver a encarrilar las cosas, los dirigentes milaneses confían mucho en la próxima ventana de transferencias de invierno. Se están estudiando varias vías para fortalecer una fuerza laboral que parece estar perdiendo fuerza.
Entre los nombres que circulan con insistencia, los de Hakim Ziyechel marroquí del Chelsea, para aportar creatividad al ambiente, y Marcos Thuramel delantero francés del Borussia Mönchengladbach, para encontrar por fin a este goleador que tanto falta desde la marcha de Zlatan Ibrahimovic.
Queda por ver si estos hipotéticos refuerzos serán suficientes para resucitar a un Milán completamente a la deriva. Respuesta en las próximas semanas. Hasta entonces, Stefano Pioli sabe que está jugando a lo grande y que cada partido será como una final. Empezando por la recepción del Atalanta el próximo miércoles en San Siro.