Aumento de los precios de la electricidad: Suecia critica a Alemania y suspende proyecto energético

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Alemania dio un paso importante en 2023 al cerrar sus últimas centrales nucleares, en línea con una decisión adoptada tras la catástrofe de Fukushima. Para compensar esta pérdida de producción, el país depende de energías renovables como la eólica y la solar, pero esta transición acentúa su dependencia de las importaciones de electricidad, particularmente de Suecia.

Como segundo exportador neto de electricidad de Europa, Suecia está sintiendo duramente los efectos de esta política. Las exportaciones masivas a Alemania, combinadas con la volatilidad de las energías renovables, están provocando aumentos significativos en los precios de la electricidad, particularmente en las zonas del sur del país. Estos aumentos pesan sobre los hogares y las empresas, provocando una creciente ira dentro de las esferas políticas y económicas suecas.

Crecientes tensiones diplomáticas

Ebba Busch, ministra sueca de Energía, criticó duramente la gestión energética alemana. Durante una reunión en Bruselas, denunció una política “irresponsable” que penaliza a los vecinos de Alemania. “Es inaceptable que los consumidores suecos paguen las consecuencias de las decisiones tomadas en Berlín”, afirmó, pidiendo una reforma de los mecanismos de fijación de precios transfronterizos.

Berlín, por su parte, defiende su enfoque y afirma que las inversiones en infraestructuras de transporte eléctrico reducirán en última instancia los desequilibrios actuales. Sin embargo, estas mejoras llevarán años, lo que dejará intactas las tensiones en el corto plazo.

Proyectos suspendidos y estrategia nuclear

Ante esta situación, Suecia ha decidido suspender el proyecto Hansa PowerBridge, una interconexión eléctrica de 700 MW prevista con Alemania. Según Ebba Busch, este bloqueo es una respuesta estratégica para preservar los intereses de los consumidores suecos.

Al mismo tiempo, Suecia apuesta por relanzar su programa nuclear para satisfacer sus necesidades energéticas y reducir su dependencia de las exportaciones. Svenska Kraftnät, responsable de la red de transmisión eléctrica sueca, también pide un aumento de la producción local, especialmente en el sur del país, donde los cierres de reactores anteriores han debilitado el suministro.

Repercusiones en Noruega

La crisis energética entre Suecia y Alemania se está extendiendo a otros países escandinavos. En Noruega, el gobierno está considerando no renovar los cables submarinos de Skagerrak que unen el país con Dinamarca, citando su impacto en los precios internos. Esta posible decisión preocupa a Estocolmo, que considera que esta infraestructura es esencial para el equilibrio energético regional.

Estos desacuerdos ponen de relieve los crecientes desafíos de la transición energética europea. Si bien cada país defiende sus intereses, la cooperación transfronteriza parece cada vez más difícil, lo que pone de relieve la necesidad de un marco político mejor adaptado a las realidades del mercado.

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