Con la democratización de los sistemas anticontaminación en las máquinas agrícolas, la filtro de partículas (FAP) se ha convertido en una pieza de mantenimiento. Dependiendo de la intensidad de uso de esta máquina, el filtro de partículas puede obstruirse al cabo de 2.000 o 3.000 horas. Como las regeneraciones se vuelven ineficaces, se hace necesario cambiar este componente, no un modelo nuevo (entre 2.500 y 5.000 euros) o un cambio estándar, ni tampoco limpiarlo. Menos costosa, la limpieza suele ser realizada por empresas especializadas, y el desmontaje y montaje por un concesionario, al que se le paga de paso.
Un servicio ofrecido a un precio económico.
Con más de cinco años de experiencia en la limpieza de filtros de partículas, Franck Schickele, con sede en Tarn, decidió crear su propia empresa de limpieza de filtros de partículas. Denominada Méca-Fap, su estructura opera en contacto directo con los usuarios finales. “El objetivo es ofrecer un servicio de calidad al menor precio posible.explica. El agricultor desmonta él mismo el FAP y me lo envía en un paquete postal. Me comprometo a limpiarlo y devolverlo en un plazo de 24 horas, para no inmovilizar la máquina durante más de una semana.” Sin embargo, queda una operación que el agricultor no puede realizar por sí mismo: el reseteo para que la electrónica del vehículo tenga en cuenta que el DPF vuelve a estar operativo. Esta operación debe ser realizada por distribuidores o prestadores de servicios con maleta. “Pero el precio de este servicio sigue siendo mínimo”asegura Franck Schickele, que se plantea equiparse a medio plazo con maletas que enviará a sus clientes finales para que puedan realizar ellos mismos el reseteo.
En cuanto al precio, Méca-Fap anuncia los precios cinco a diez veces más barato que un nuevo reemplazo.
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