Desde el 16 de diciembre, los habitantes de varios barrios del municipio de Aïn Smara, en la wilaya de Constantina, están pasando por una experiencia especialmente difícil. Un corte inesperado en el suministro de gas ha sumido a la población en una situación de desamparo en plena temporada invernal, una época en la que el frío aprieta y la necesidad de calefacción es vital.
Esta disfunción ha perturbado la vida cotidiana de cientos de familias, obligándolas a desplegar medios rudimentarios para protegerse de las inclemencias del tiempo. Multiplicar capas de ropa, amontonar mantas o recurrir a dispositivos de calefacción adicionales, a menudo precarios y peligrosos, se han convertido en su única alternativa.
En un contexto en el que el descenso de las temperaturas está alcanzando niveles críticos, estas soluciones siguen siendo insuficientes, e incluso peligrosas, para la seguridad de los hogares. Los niños son los más afectados por los efectos de este recorte. Desde las primeras luces del día, deben afrontar el frío glacial para llegar a la escuela, con el estómago a veces apenas lleno con un desayuno frío, debido a la falta de gas para calentar las comidas. “¡Es insoportable! Casi 24 horas sin gasolina”, se lamenta un vecino claramente exasperado. “No hemos recibido ninguna información previa ni de Sonelgaz ni de las autoridades locales. Estamos abandonados a nuestra suerte”.
Esta falta de comunicación ha provocado el enfado de los vecinos, que denuncian con vehemencia “la gestión considerada defectuosa por los servicios interesados en situaciones en las que el cliente es el rey”. “Después de los frecuentes cortes de luz en verano e invierno, le toca el turno al gas. Ya estamos hartos de estos constantes inconvenientes”, afirma otro residente. Mientras que algunos barrios recuperaron el suministro de gas al final del día, otros, en particular los residentes de la ciudad de Hraïcha Amar, siguen privados de este servicio vital en invierno.
En este contexto de incertidumbre, muchas personas expresan su incomprensión por la falta de una adecuada planificación y consideración de las realidades sociales. “¿Cómo podemos privar de gas a todo un municipio sin anticipar las consecuencias para los ciudadanos?”, pregunta un sexagenario visiblemente exasperado. Y continuó: “Ni siquiera sé por qué lo cortaron. Nadie se molestó en explicarnos nada”.
Para aclarar el asunto, contactamos a la Sra. Wahiba Takhrist, gerente de comunicaciones de la dirección de distribución de Ali Mendjeli (DDAM). Según ella, este recorte fue planificado, comunicado a las autoridades locales y publicado. Precisa que la suspensión se debió a obras de conexión en la zona industrial de Sidi Romane, situada en la misma localidad. “Se han movilizado todos los recursos técnicos de la dirección para completar este trabajo lo más rápido posible.
Una gran parte de la ciudad ya está abastecida de gas y sólo unas pocas zonas y algunas casas aún esperan ser cubiertas. Hemos movilizado 5 equipos, cada uno compuesto por 17 agentes de nuestros servicios, para restablecer el gas en toda la ciudad”, aseguró ayer hacia el mediodía. En el momento de redactar este informe, decenas de hogares siguen sin gas.