Ucrania ha anunciado el fin del tránsito de gas ruso procedente de Gazprom en su suelo para principios de enero, cortando así el suministro a Hungría, Eslovaquia, Austria y, fuera de la UE, a Moldavia. La decisión pone en alerta a los expertos en energía a medida que se acerca el invierno. En Moldavia, las autoridades de este país hablan incluso de un “colapso” de la región prorrusa de Transnistria. El 16 de diciembre el país anunció el estado de emergencia energética.
La decisión ucraniana ha puesto en alerta a los expertos en energía. Este verano, entonces en dificultades militares, el país anunció su negativa a renovar el tránsito de gas ruso por su suelo después del 31 de diciembre. A pesar de la guerra, esta energía rusa todavía circulaba en cantidad en estos conductos ucranianos construidos bajo la URSS, en virtud de un contrato de cinco años, firmado en 2019 entre Ucrania y Gazprom, empresa asociada del Kremlin. Según la agencia Reuters, este transporte aporta cada año unos 2.740 millones de euros a Rusia y entre 700 y 800 millones de euros a Kiev, fruto de los impuestos de tránsito.
A pesar del deseo mostrado por la UE de deshacerse completamente de esta energía rusa, estos corredores entregaron gas a Hungría, Austria y Eslovaquia o, fuera de la Unión Europea (UE), a Moldavia. Según la Comisión Europea, la energía rusa todavía cubre alrededor de dos tercios de las necesidades de gas natural de los tres países de la UE. Moldavia, que también depende en gran medida del gas ruso, podría encontrarse en dificultades aún mayores que los países miembros. Pero Kyiv, por el momento, no pestañea. “Ucrania no prorrogará el acuerdo de tránsito con Rusia una vez que expire. El objetivo estratégico es privar al Kremlin de los beneficios con los que financia la guerra », decidió el primer ministro ucraniano, Denys Chmyhal.
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