Martin St-Louis recibe una lección en vivo: el mensaje despiadado de Pep Guardiola

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La reciente declaración de Pep Guardiola, uno de los mejores entrenadores de la historia del deporte, ofrece una lección de humildad y liderazgo que Martin St-Louis haría bien en reflexionar.

Guardiola, que ha ganado 33 grandes trofeos a lo largo de su carrera, admitió abiertamente sus deficiencias tras una serie de malas actuaciones del Manchester City, sin dudar en cuestionarse ante los medios de comunicación.

“Soy el entrenador, no soy lo suficientemente bueno. Es así de simple. »

Pep Guardiola tenía lágrimas en los ojos.

Mientras tanto, el St-Louis, al frente de un equipo de Montreal Canadiens en crisis, se niega a reconocer sus propias responsabilidades, adoptando una postura arrogante que molesta no sólo a los aficionados, sino también a los analistas y a los medios de comunicación.

No hablamos del mejor entrenador de la historia del hockey como Pep Guardiola. ¿Por qué su cabeza no pasa por el marco de la puerta?

Después de una decepcionante derrota contra el Manchester United, Guardiola no puso excusas, aunque podría decirse que es uno de los entrenadores más exitosos y respetados de la historia.

Asumió toda la responsabilidad por los fracasos de su equipo y envió un mensaje contundente a sus jugadores y aficionados.

“Sabía que esta temporada sería difícil, pero no esperaba que fuera tan complicada. »

Este tipo de introspección y transparencia es una cualidad esencial en un líder. Inspira confianza y demuestra que el entrenador está dispuesto a evolucionar por el bien de su equipo.

Por el contrario, Martin St-Louis parece incapaz de cuestionarse a sí mismo y prefiere adoptar una actitud defensiva y desdeñosa ante las críticas. Sus declaraciones anteriores pasarán a la historia de los Montreal Canadiens como pura y simple arrogancia.

Esta negativa a asumir la responsabilidad… es lamentable…

“¿Por qué escucharía las críticas de personas a las que no acudiría en busca de consejo? »

Mientras Guardiola demuestra que un líder, incluso en la cima, a veces debe admitir sus errores, St. Louis sigue culpando a las circunstancias, a sus jugadores o incluso a la afición.

Su discurso carece de coherencia y profundidad, limitándose muchas veces a banalidades o justificaciones que no apaciguan a nadie.

En su rueda de prensa tras la humillante derrota ante los Pingüinos, intentó restar importancia a los problemas diciendo:

Da la impresión de que intenta desviar la responsabilidad de sí mismo.

El mensaje de Guardiola es sencillo: a veces hay que mirarse al espejo. Si un entrenador tan consumado como Guardiola puede admitir sus errores, ¿por qué Martin St-Louis, que todavía tiene que demostrar algo como entrenador de la NHL, se niega a hacerlo?

Guardiola, incluso después de años de dominar el fútbol mundial, tiene la humildad de reconocer que las cosas deben cambiar.

Da el ejemplo a sus jugadores y les pide implícitamente que hagan lo mismo.

Por otro lado, St-Louis persiste en un enfoque defensivo y rígido, mientras sigue defendiendo un sistema de juego ineficaz.

Su insistencia en la cobertura hombre a hombre, aunque no se adapta bien a su grupo de jugadores, es un ejemplo evidente de su incapacidad para adaptarse.

“Hay equipos que juegan así, pero juegan mejor que nosotros. »

Más allá de sus opciones tácticas, el St-Louis también es criticado por su falta de intensidad y autoridad.

A diferencia de Guardiola, quien ha demostrado que puede ser duro y exigente, St-Louis parece atrapado en un enfoque demasiado benevolente, incluso complaciente.

Pep Guardiola también fue jugador profesional antes de convertirse en entrenador. Se convirtió en mucho mejor entrenador que jugador.

Para Martin St-Louis, es todo lo contrario. Un gran jugador. Un entrenador mediocre.

Si St. Louis quiere tener éxito en la NHL, necesita abandonar su enfoque defensivo y admitir que sus métodos actuales no están funcionando.

Tomando el ejemplo de Guardiola, podría recuperar la confianza de sus jugadores y aficionados, demostrando al mismo tiempo que es capaz de crecer como entrenador.

En Montreal el tiempo se acaba. Los aficionados y los medios de comunicación no tolerarán por mucho tiempo a un entrenador que parece más preocupado por defender su ego que el rendimiento de su equipo.

El mensaje de Guardiola es claro: la humildad y la introspección son las claves del éxito. Si St. Louis no puede mirarse en el espejo, es posible que no tenga esa oportunidad por mucho más tiempo.

La pregunta sigue siendo: ¿Tendrá St. Louis el coraje de seguir el ejemplo del mejor entrenador de fútbol de la historia?

Si Martin St-Louis persiste en luchar contra las críticas, también parece cada vez más desconectado de sus jugadores.

El entusiasmo inicial que había logrado generar en el vestuario, sobre todo gracias a su enfoque basado en la libertad y la creatividad, parece derrumbarse.

Algunos jugadores “conmocionan sus vidas”, en particular jóvenes como Juraj Slafkovsky y Kirby Dach, que representan una catástrofe en su desarrollo.

El desastre de Marty…

Las declaraciones públicas de St. Louis, donde a menudo señala factores externos o resta importancia a los problemas, tampoco ayudan a generar confianza. Su comentario sobre el sistema defensivo, por ejemplo:

“Llegamos tarde y cuando llegamos allí, ya es demasiado tarde. »

Esta admisión es una prueba de su incapacidad para corregir estas deficiencias, dejando expuestos a sus jóvenes defensores.

Mientras tanto, en Manchester, Guardiola demostró que un entrenador puede mantener el respeto de su equipo y de sus aficionados incluso en la adversidad, reconociendo sus errores y asumiendo toda la responsabilidad de la situación.

Este tipo de mensaje no es sólo un mea culpa. Es también un llamamiento a sus jugadores para que se removilicen, mostrándoles que su líder está dispuesto a cuestionarse para seguir adelante.

St-Louis, por el contrario, parece contenerse y prefiere adoptar una postura defensiva en lugar de abordar directamente los problemas.

En Montreal, los aficionados no exigen la perfección. Pero requieren un entrenador que acepte la responsabilidad de los resultados y que demuestre una visión clara del futuro.

St-Louis sigue defendiendo una estrategia que, según varios analistas, simplemente no es adecuada para su plantilla.

La cobertura hombre a hombre requiere disciplina y ejecución perfectas, dos elementos de los que el canadiense carece profundamente.

Las estadísticas lo demuestran: el CH se encuentra entre los equipos más generosos en cuanto a goles permitidos y errores flagrantes defensivos.

En cada partido se repite el mismo escenario: chispazos esporádicos seguidos de períodos de colapso total, donde el equipo parece incapaz de recuperar el rumbo.

Guardiola siempre ha abogado por la adaptación. Cuando un sistema o una filosofía no funciona, no duda en cambiar, incluso si eso significa volver a lo básico más simple. do

su capacidad de evolucionar es lo que distingue a un buen entrenador de un gran entrenador.

Si Martin St-Louis quiere salvar su mandato en Montreal, tendrá que mirar directamente a los ojos el mensaje de Guardiola.

Mirarse al espejo, admitir tus errores y ser humilde frente a tus jugadores y aficionados es el único camino posible hacia la redención.

En Montreal, donde las expectativas son tan altas como la pasión por el equipo, la arrogancia es un lujo que nadie puede permitirse, y menos aún un entrenador sin experiencia significativa en la NHL.

Los aficionados no son ingenuos.

Ven un equipo sin identidad, jugadores mal supervisados ​​y un entrenador que se niega a asumir la responsabilidad del colapso.

Si Guardiola, con sus 33 trofeos, puede decir “no soy lo suficientemente bueno”, entonces Martin St-Louis no tiene excusa.

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