Un joven fue condenado el miércoles por el tribunal penal de Marsella a tres años de prisión, dos de los cuales con suspensión de la pena, por haber participado en el incendio del tribunal de Ajaccio en 2022.
Por la parte firme, se contabilizarán los cuatro meses que ya pasó en prisión preventiva y el resto lo pasará bajo brazalete electrónico. Esta condena va acompañada de una obligación de trabajar o formarse y de una prohibición de posesión o porte de armas durante cinco años.
El fiscal Ahmed Chafaï, que había solicitado tres años de prisión, estimó que esta pena era “una mínima para actos de tal gravedad” que afectan al “símbolo del Estado”.
La noche del 9 al 10 de marzo de 2022, mientras Córcega era incendiada tras el mortal ataque en prisión de Yvan Colonna, unos manifestantes prendieron fuego al tribunal judicial de Ajaccio, causando daños por más de 600.000 euros.
La investigación se desvió rápidamente a Marsella, ya que los magistrados de Ajaccio se vieron muy afectados por este suceso. Y la agencia judicial estatal fue parte civil en este caso.
Kamal A., que entonces tenía 21 años, fue identificado utilizando su ADN en una viga utilizada para alimentar el fuego.
En el estrado, vestido todo de negro, admitió haber cogido, como otras personas, una viga de una obra cercana al tribunal y haberla puesto al fuego frente al tribunal.
“Lo lamento”, repitió varias veces, explicando que se unió a los alborotadores por “curiosidad” y que “los siguió sin pensar”.
“¿Le han pagado? ¿Tiene reivindicaciones nacionalistas?”, preguntó la presidenta Cécile Pendaries.
Pero este vigilante nocturno con antecedentes limpios refutó todas estas hipótesis, asegurando además que no conocía a nadie entre la multitud esa noche.
Su abogado, Philippe Gatti, alegó “las contradicciones de un adolescente retrasado” y pidió que no se le convierta en “chivo expiatorio”.
“Seguir sentencias injustificables sería provocar incendios”, advirtió.
Tras el atentado mortal contra el activista independentista Yvan Colonna, el 2 de marzo de 2022 en la prisión de Arles (Bouches-du-Rhône), donde cumplía cadena perpetua por su participación en el asesinato del prefecto Erignac en 1998 en Ajaccio, se habían producido numerosas manifestaciones. organizado en Córcega. Y éstas degeneraron casi sistemáticamente bajo el liderazgo de un puñado de manifestantes.
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