Las inundaciones del 17 de octubre dejaron cantidades excepcionales de madera, pero también de desechos, en las orillas de los ríos crecidos, principalmente el Loira y el Lignon. Atascos que deberán limpiarse y despejarse cuando estorben o presenten peligro. Pero estos últimos también tienen un papel –al igual que las inundaciones– en el ecosistema y los ríos.
Con cada inundación se repite el mismo escenario. Los días siguientes, los ríos ofrecen un espectáculo de desolación. Después del episodio de Cévennes que afectó a Alto Loira y Ardèche el 17 de octubre, los hallazgos fueron impresionantes en las orillas del Loira y del Lignon, los dos ríos más afectados por la inundación, al igual que en varios ríos del Tence y de Chambon-sur-Lignon. Se arrasaron enormes cantidades de madera y cientos de árboles enteros fueron arrancados de raíz. Y todo se fue depositando aquí y allá, a veces en grandes montones: es lo que llamamos atascos de hielo.Los residuos acumulados a lo largo de las orillas durante las inundaciones son claramente visibles durante este período invernal, a veces gracias a materiales plásticos de colores vivos. Pero ¿qué pasará en primavera, cuando la vegetación volverá a empezar, cuando las hojas de los árboles y la hierba crecerán en abundancia? “De ahí la necesidad de actuar rápidamente en los próximos meses, siempre que sean perfectamente visibles y accesibles”, insiste Philippe Cochet. Foto Lionel Ciochetto
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