Antes de las negociaciones de precios con sus proveedores para 2025, los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (EV) están aumentando la presión exigiendo reducciones de precios.
La guerra de precios, iniciada hace unos dos años por Tesla, sigue siendo feroz en el mercado chino de vehículos eléctricos y pronto podrían producirse más trastornos.
El gigante BYD ha tomado recientemente la delantera. En una carta dirigida a uno de sus proveedores, la dirección solicita una reducción de precios del 10% para el próximo año, según capturas de pantalla ampliamente difundidas en las redes sociales, transmitidas por cnn. He Zhiqi, vicepresidente de BYD, escribe:
“En 2025, cuando el mercado de vehículos eléctricos ofrezca grandes oportunidades, la competencia se volverá más intensa, lo que marcará el comienzo de una batalla decisiva y fases de eliminación. Para mejorar la competitividad de los vehículos de pasajeros BYD, debemos trabajar junto con toda la cadena de suministro para continuar reduciendo costos”.
Li Yunfei, director de relaciones públicas de BYD, confirmó estas declaraciones en una publicación en las redes sociales, precisando que estas negociaciones forman parte de una práctica habitual en la industria del automóvil. “Establecimos objetivos de reducción de costes para nuestros proveedores. No es vinculante y todos pueden negociar”, añadió.
BYD no es un caso aislado. Maxus, filial del grupo público chino SAIC, también pidió a sus proveedores una reducción del 10% en los precios, alegando la necesidad de “reforzar sus posibilidades de supervivencia”.
Contexto económico e incertidumbres
Estas negociaciones demuestran la presión que pesa sobre el sector de los vehículos eléctricos en China. Aunque grandes actores como BYD intentan consolidar su posición, algunos fabricantes, especialmente los más pequeños, corren el riesgo de desaparecer. Actualmente, más de 200 marcas comparten este mercado, pero su número podría disminuir considerablemente en los próximos meses.
La situación económica china está agravando estas tensiones. Con la confianza del consumidor a media asta, un crecimiento económico por debajo de los niveles previos a la pandemia y una caída de los salarios (-0,6% en el tercer trimestre en comparación con el año pasado), vender vehículos se está convirtiendo en un gran desafío. Los nuevos impuestos europeos a los coches eléctricos chinos, así como las posibles medidas proteccionistas anunciadas por Donald Trump, añaden obstáculos adicionales.
Presión a los proveedores
Según Tu Le, analista de Sino Auto Insights, esta guerra de precios está debilitando todo el ecosistema. Los proveedores, a menudo menos sólidos financieramente que los fabricantes, podrían verse empujados a la quiebra. Una situación así perturbaría las cadenas de suministro, provocaría retrasos en la producción y afectaría las ventas.
En este contexto, es poco probable que la guerra de precios amaine pronto. Si los salarios siguen cayendo, las perspectivas económicas podrían deteriorarse aún más, alimentando un círculo vicioso y exacerbando las tensiones en la industria.
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