La estrella francesa de los dardos, Thibault Tricolore, se prepara para disputar su segundo campeonato mundial el 15 de diciembre en Londres, donde podría cruzarse con el número uno del mundo en la segunda ronda.
Thibault Tricole, el único jugador profesional francés, una curiosidad en el mundo profesional de los dardos, ha dejado su huella y competirá en su segundo campeonato mundial, en Londres, a partir del 15 de diciembre. El primer francés que participó el año pasado en el Campeonato del Mundo de la Professional Darts Corporation (PDC), élite de la disciplina, cayó en segunda ronda ante el inglés Rob Cross, octavo del mundo.
Si todavía espera hacerlo mejor este año, el sorteo ha puesto en su camino a otro inglés, el actual campeón del mundo y número uno del mundo, Luke Humphreys, en la segunda ronda. “Me concentraré en la primera (ronda), ya”. contra un australiano que está a su alcance, “pero tengo que ganar para tener esta oportunidad”, confía a la AFP.
Porque enfrentarse a Humphreys es la seguridad de jugar ante 3.500 espectadores entusiasmados presentes cada noche en el Alexandra Palace, mientras que 3,7 millones de espectadores de la televisión británica siguieron la final del año pasado. “En cada torneo sentimos un enorme fervor, pero en los campeonatos del mundo, como ocurre durante las fiestas (de fin de año), tengo la impresión de que cada espectador vive el evento al 200%”, describe Thibault Tricole.
“Dos, tres años de lucha”
“Todos los jugadores apasionados y algo competitivos sueñan con participar en este gran evento”, admite también el francés, que, sin embargo, se tomó tiempo para imaginar una carrera profesional. El natural de Auray (Morbihan), de 35 años, descubrió la disciplina a los 12 años, cuando su padre compró una diana y se incorporó al club local. “Por supuesto que no se oye a un niño decir ‘voy a jugar a los dardos'”, admite este hombre que practica judo desde hace mucho tiempo y juega un poco al fútbol.
Campeón de Francia juvenil a los 17 años, alcanzó un hito cuando sus estudios de arquitecto paisajista lo enviaron durante tres años a Bélgica, otro gran país de los dardos, para “una especie de estudio deportivo no oficial”, confiesa. “Frente a jugadores mucho más fuertes que los que pude encontrar en Francia”, progresó enormemente pero, a su regreso, se vio dividido entre su actividad profesional, que desarrollaba de forma independiente, y su pasión.
Al final será su compañera Marie, conocida en 2016 – evidentemente durante un partido de dardos -, y propietaria del café-concierto de Malguénac (Morbihan) donde entrena, quien “le empuja a intentar al menos enfrentarse a los mejores”. ”, dice. “He tenido dos, tres años de verdadera lucha”, admite, ante la falta de reconocimiento de una disciplina que “no llegó a ningún medio de comunicación y a muy pocos patrocinadores potenciales”. Con aproximadamente 2.000 titulares de licencias en la actualidad, la federación francesa de dardos, creada en 1976, sigue siendo relativamente confidencial.
La mentalidad de un deportista de alto nivel
“Durante 15 años, la gente me decía: ‘Oh, sí, juegas en bares, bebes cervezas’ (… Sin embargo), cuando hablo con los mejores deportistas, hablamos el mismo lenguaje. Aunque no lo haga’ “No hacemos el mismo esfuerzo que ellos en el entrenamiento, a nivel mental, está claro que estamos en la misma onda”, asegura Tricole. Vicecampeón del mundo semiprofesional en 2022, fue invitado ocasionalmente a los torneos del PDC, hasta obtener la “Tour Card” que le garantizó dos temporadas en el circuito profesional, al ganar un torneo en Alemania con cien participantes, en noviembre de 2023.
Financieramente, entra en un mundo completamente nuevo. Una tercera ronda en un torneo del PDC vale tanto como una victoria final en un campeonato semiprofesional: unos 2.000 euros. En el Mundial, si pierde en la primera ronda, se embolsará 9.000 euros, el doble si pierde en la segunda, mientras que al ganador le esperan 600.000 euros. Desde enero, sus ganancias en el circuito profesional superan los 50.000 euros, con algunas victorias de prestigio, como la reciente contra Gerwyn Price, número 10 del mundo y campeón del mundo en 2021, que silenciaron las burlas.
“El respeto, en cualquier caso, sólo se gana si se empieza a ganarles, especialmente a los ingleses”, señala “The French Touch”, su apodo en el circuito que él mismo eligió. “Si hubiera dejado elegir a los ingleses, me habrían llamado ‘Ancas de Rana’ o algo así”, dice con una sonrisa.